Caza de ballenas

La presión de países como Japón pone en peligro la moratoria que prohíbe capturar ballenas con usos comerciales
Por Alex Fernández Muerza 23 de junio de 2006

La abolición de la moratoria que prohíbe la caza comercial de las ballenas está cada vez más cerca. Japón y sus aliados han conseguido la aprobación de una declaración que critica la moratoria, culpa a las ballenas del agotamiento de los recursos pesqueros y califica a las ONG como una amenaza. El texto se aprobaba en la reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), celebrada a mediados de junio en la pequeña isla – estado caribeña de San Cristobal y Nevis.

La declaración, aprobada con 33 votos a favor, no suprime la moratoria, puesto que para ello se requiere el voto de 53 de los 70 países miembros, pero supone un paso importante. La CBI, el organismo internacional que regula la pesca y captura de ballenas, aprobó la moratoria en 1986 tras comprobarse que varias poblaciones de ballenas estaban al borde de la extinción. Para ejercer el derecho a voto, es indispensable pagar una cuota, lo que deja fuera a algunas naciones conservacionistas e incorpora a otras, que según Greenpeace reciben la ayuda de países como Japón, que habría reclutado durante los últimos años para su causa a un total de 21 países a cambio de unos 240 millones de euros.

A pesar de la moratoria, se estima que desde 1986 se han sacrificado entre 20.000 y 25.000 ballenas
A pesar de la moratoria, la caza de ballenas sigue siendo una realidad. Desde 1986, se estima que se han sacrificado entre 20.000 y 25.000 ballenas. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Japón, Islandia y Noruega han cazado casi 2.000 ballenas desde la reunión del año pasado. Estos dos primeros países aprovechan el artículo 8 de la convención, que permite capturar ballenas para «investigación científica». Por su parte, Noruega rompió la moratoria en 1993, siendo la única nación que caza ballenas abiertamente con fines comerciales. Según las asociaciones conservacionistas, la «caza científica» no tiene sentido hoy día, cuando hay métodos de estudio que no necesitan matarlas.

Según los defensores de su caza, las ballenas consumen gran cantidad de peces, por lo que ponen en peligro el suministro de alimento de las regiones costeras. Sin embargo, organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO) afirman que es la sobrepesca la que ha mermado la población marina hasta el límite de la extinción.

Los responsables nipones se refieren también al «uso sostenible» de la caza para consumo en su país, aunque estadísticas publicadas por diarios japoneses hablan de que sólo un 4% de los ciudadanos de este país se alimentan de ese tipo de carne. Por su parte, WWF considera que el uso sostenible podría lograrse con el turismo, que genera mayores beneficios para las comunidades costeras. En definitiva, WWF cree que la postura japonesa trataría más bien de evitar futuros acuerdos que limitaran la caza de otras especies marinas, lo que afectaría enormemente a este país, tan dependiente de la pesca.

Según las organizaciones conservacionistas, 6 de las 86 especies de cetáceos reconocidas por los científicos se encuentran «críticamente amenazadas». Otras 9 se consideran «amenazadas», 6 «vulnerables» y muchas poblaciones locales y regionales se encuentran gravemente diezmadas, sin contar la falta de información sobre otras especies, que también se encontrarían en una situación preocupante.

El grupo Whalewatch afirma además que las prácticas para matar a estas criaturas pueden dejarlas agonizando entre dos minutos y varias horas. El Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat (IFAW) señala que más de 80% de las ballenas no mueren al momento de ser arponeadas, debido a la falta de habilidad de los cazadores.

Enormes mamíferos marinos

Las especies de ballenas forman parte de la orden Cetácea, de la que también son miembros delfines y marsopas, e incluyen al animal mayor conocido: La ballena azul, que puede llegar a medir hasta 30 metros de largo y pesar 180 toneladas. Al igual que el resto de mamíferos, las ballenas respiran aire en sus pulmones, son de sangre caliente, amamantan a sus crías y tienen un poco de pelo.

Debajo de su piel tiene una capa de grasa, muy apreciada por los pescadores, que le sirve como depósito energético y como aislamiento. Su sistema respiratorio es único, permitiéndoles sumergirse bajo el agua durante largos períodos de tiempo. Las ballenas se comunican mediante unos característicos sonidos líricos que se pueden oír a muchos kilómetros. Su enorme cerebro y esta capacidad comunicativa han hecho pensar que se trata de animales altamente inteligentes, aunque no hay evidencias científicas de ello.

Durante siglos, las ballenas han sido cazadas por su aceite, carne, y el ámbar gris (un ingrediente del perfume del intestino de las ballenas esperma), lo que ha provocado la extinción de algunas de ellas. En los últimos años, está aumentando asimismo el fenómeno de los varamientos de ballenas en las costas. Algunos científicos creen que se debe a las explosiones de aire provocadas por los barcos que buscan petróleo y el uso de sónares de los barcos de guerra.

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