El Gobierno Chileno decretó ayer el estado de «pre-emergencia ambiental» en la ciudad de Santiago de Chile, con el fin de proteger la salud de los ciudadanos tras el alto nivel de contaminación que afecta desde hace una semana a la capital chilena.
Esta medida, la quinta en este año, se adoptó tras detectarse que las barriadas del oeste de la capital presentaban unos índices de contaminación atmosférica por encima de los 300 microgramos de partículas nocivas por centímetro cúbico de aire considerados peligrosos para la salud.
El subsecretario de Transportes, Patricio Tombolini, explicó que la «pre-emergencia ambiental»implica la paralización de un 60% del parque de vehículos sin catalizadores, el 20% de los vehículos con catalizador, así como la suspensión de las emisiones de un 30% de las industrias o «fuentes fijas», entre otras medidas.
De esta forma, un importante número de industrias deberán apagar sus chimeneas y también tendrán que hacerlo algunos centros hospitalarios, mientras que varios edificios tendrán que cerrar sus calderas de calefacción en pleno invierno.
Estos altos niveles de polución se producen en Chile cada invierno austral. Por ello, las autoridades ambientales diseñaron un sistema de alertas que establece tres estados.
El primero de ellos es el de «alerta ambiental, que implica la restricción de circulación para el 40% de los vehículos con catalizador.
El segundo es el que se decretó ayer, el de «pre-emergencia ambiental». Y, por último, está el de «emergencia», episodio que no se da desde hace dos años y que implica que los niveles de contaminación han superado los 500 microgramos de partículas nocivas.
Santiago de Chile es una de las ciudades más contaminadas del mundo, con un índice promedio de 178,9 miligramos de partículas en suspensión por cada centímetro cúbico de aire, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
A este alto nivel de contaminación de la capital chilena contribuyen los más de 800.000 vehículos que circulan por sus carreteras, su situación geográfica (rodeada de montañas y casi sin vientos) y el cordón industrial que la circunvala.
