Las colillas son el principal residuo recogido en el medio ambiente mundial, con millones de kilos diseminados por todo el planeta. Estos desechos de los cigarros tardan décadas en desaparecer y contaminan los mares, dañan la biodiversidad o provocan incendios forestales. Así lo denuncian diversos estudios e iniciativas que tratan de concienciar sobre su impacto y hacerle frente. Este artículo señala el problema ambiental de las colillas, cómo dañan el medio ambiente y qué se puede hacer para evitarlo.
Colillas, el mayor causante de residuos mundial
Diversos estudios destacan desde hace años la ingente cantidad de residuos causados por el vertido de las colillas a nivel global. Un artículo del boletín de la Sociedad Americana del Litoral aseguraba en el año 2000 que son la forma más común de basura en el mundo, con millones de kilos diseminados por todo el planeta.
En España se desechan cada año 32.455 millones de filtros de cigarrillosEn España, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) calcula que se fuman unos 89 millones de cigarros al día, lo que supone 32.455 millones de filtros desechados anualmente.
Surfrider Foundation, una ONG internacional creada por surfistas para la protección de los océanos, ríos y lagos, recoge desde 1996 basura marina mediante su programa «Ocean Iniciatives«. En la campaña de 2015 acumularon 67.423 colillas en 376 actividades por diversos mares y océanos. En el golfo de Vizcaya y costas ibéricas atlánticas recogieron 15.288 colillas, mientras que en el Mediterráneo occidental, 25.942.
Irene Ruiz Muñoz, portavoz de Surfrider, también destaca que son el residuo que aparece en primera posición, por delante de los trozos, bolsas o botellas de plástico o fragmentos de poliestireno: «El 21,25% de las basuras marinas recogidas en el entorno marino, y el 19,9%, en el fluvial».
Colillas, así dañan al medio ambiente
Un artículo de 2009 publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health también señalaba a estos restos de tabaco como el residuo que más se genera en el mundo y reclamaba que se considere como «peligroso». Sus autores explicaban que los filtros están hechos de acetato de celulosa, un material no biodegradable cuyo efecto contaminante puede durar en el entorno décadas.
Irene Ruiz señala la contaminación química como el mayor impacto de las colillas, y una amenaza para la biodiversidad: «Contienen plomo, mercurio, fenol, amoniaco, que pueden contaminar hasta 500 litros de agua. Estudios recientes demuestran que la mayoría de los productos tóxicos del tabaco quedan adheridos a la colilla, por lo que aplastarla en el suelo y depositarla en la papelera no es suficiente».
La portavoz de Surfrider explica, además, que las colillas «son arrastradas por la lluvia, llegan al sistema de saneamiento, donde entran en contacto con el agua y liberan sustancias químicas. Debido a su reducido tamaño traspasan los filtros de las depuradoras, alcanzan los cursos fluviales y el océano, donde pájaros, peces y otros animales pueden ingerirlos y morir al no digerirlos».
La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) asegura que muchos incendios forestales son causados por colillas mal apagadas. En EE.UU., según el Centro Nacional de Información del Fuego, la primera causa de incendios en las casas es un despiste por un cigarrillo encendido.
Qué podemos hacer contra el problema de las colillas
El mejor residuo es el que no se produce. En el caso de las colillas, dejar de fumar, además de salvar vidas, evita daños en el medio ambiente. Si no se abandona dicho hábito, resulta esencial no arrojar las colillas en el entorno, ya sea natural o urbano, ni tampoco en el inodoro. «Muchas personas no saben que una colilla tirada por la alcantarilla puede alcanzar el océano», subraya Ruiz, que destaca como la mejor solución «una caja ignífuga y estanca, en la que depositarlas todavía encendidas y vaciarla regularmente en la basura».
Las acciones preventivas, como la distribución gratuita de ceniceros de mano y las campañas de concienciación ciudadana, son también fundamentales. Un ejemplo es el siguiente vídeo de la ONG británica Hubbub en las calles de Londres, sobre las colillas y otros pequeños residuos de gran impacto, como los chicles:
Algunas ciudades han recurrido a acciones punitivas, como Barcelona o París , donde la sanción por arrojar una colilla en la calle cuesta 90,15 euros y 68 euros, respectivamente. Algunas localidades costeras han apostado por las «playas sin humos», como Baiona (Pontevedra, España).
Las iniciativas empresariales también pueden ayudar. El chiringuito Tibu-ron de Castelldefels (Barcelona) ofrecía el pasado verano una bebida gratis a cambio de entregar un vaso lleno de colillas recogidas en la arena. La compañía internacional TerraCycle transforma residuos de cigarrillos en diversos materiales y productos, como fertilizantes, papel reciclado, pallets o embalajes. Empresas como Cigg Seeds o Green Butts comercializan filtros con materiales biodegradables, aunque la portavoz de Surfrider se muestra escéptica, porque considera que pueden inducir a error al ciudadano y animarle a tirar las colillas en el medio, cuyos efectos nocivos mantiene.