Delfines, marsopas y tortugas bobas, principales especies afectadas por la marea negra del «Prestige»

Un estudio preliminar analiza el impacto del fuel del petrolero en tortugas y mamíferos marinos
Por EROSKI Consumer 23 de diciembre de 2002

Desde que se hundió el petrolero «Prestige», hace poco más de un mes, se han podido ver cientos de aves petroleadas en las costas. No ha ocurrido lo mismo con los grandes mamíferos que viven en nuestros océanos, como las tortugas, las focas o los delfines. Muy pocos de estos animales son los que han llegado hasta la costa, si bien eso no significa que no se hayan visto afectados por el fuel, según un informe preliminar sobre el impacto del vertido del petrolero «Prestige» en tortugas y mamíferos marinos de las aguas gallegas, realizado conjuntamente por la Sociedad Española de Cetáceos y la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos, entidad que gestiona la Red de Varamientos de Galicia.

Para Josep María Alonso Farré, veterinario de esta Red, es cierto que los efectos del vertido en las aves son de una gran magnitud, pero no lo es menos que los grandes mamíferos marinos, que se encuentran en lo alto de la cadena trófica, «se convierten en bioindicadores fabulosos de los efectos a medio y largo plazo», si bien algunos ya se han dejado sentir.

Así, y como conclusión principal de esta primera evaluación de la situación creada después del primer mes desde el hundimiento del petrolero, las especies más afectadas hasta el momento son el delfín mular y la marsopa -ambas catalogadas como prioritarias en el anexo II de la directiva Habitat-, dado su carácter costero, además de las tortugas marinas. Desde el 16 de noviembre han varado en las costas gallegas cinco ejemplares de delfín mular y tres de marsopa, y seis de delfín común. No se trata de grandes cifras y no son mayores que las cifras habituales de varamientos, sobre todo teniendo en cuenta los continuos temporales en la zona que se han producido en el último mes, explica Josep María Alonso, pero la diferencia está en que normalmente los animales llegan vivos a la costa y ahora lo han hecho menos de la mitad.

Según el informe, dos de los delfines fueron encontrados con abundante petróleo pegado a su cuerpo, que obstruía el orificio respiratorio, boca y mucosas genitales, y en otro de los casos las lesiones observadas en la necropsia parecen indicar a la interacción del delfín con el petróleo como la causa directa de la muerte. Estos son los animales que han llegado hasta la costa, pero los afectados serán cientos, dice Alonso, aunque no lleguen a entrar en contacto directo con las manchas de fuel.

Así, se ha constatado el paso de manadas de delfines mulares -quedan unos 500 en aguas gallegas- durante los primeros días del vertido por áreas muy afectadas, como pueden ser Baldaio y Muros. Asimismo, en los últimos días se apreció un incremento en la manada de delfín mular de la ría de Vigo, contabilizándose hasta 65, cuando normalmente la cifra no suele superar los 30 ejemplares. Si bien en el estudio se afirma que se desconocen las causas de este incremento efectivo en esta manada, se apunta como probable que se haya producido un desplazamiento de ejemplares de áreas afectadas por el vertido en los primeros días, situadas más al norte. Y es que los delfines adultos son capaces de detectar una mancha de petróleo y evitarla, no así los más jóvenes debido a su inexperiencia, dice Alonso. Esto podría explicar que precisamente dos de los animales varados afectados directamente por el petróleo fueran juveniles.

Esto es en el caso de que intenten evitar las manchas, pero también es posible que si estas manadas entran en contacto con manchas aisladas de tamaño medio o pequeño se puedan producir situaciones de estrés en el seno de los grupos sociales, de «consecuencias especialmente peligrosas para los animales juveniles en los que el contacto con las madres resulta un factor crítico de supervivencia».

Incluso sin llegar a entrar en contacto con el vertido, la situación creada por el «Prestige» les enfrenta a otros peligros. La colocación de barreras anticontaminación y redes ocupando amplias áreas costeras puede suponer una amenaza para las manadas de delfines mulares que tienen su hábitat habitual dentro de las rías. Aunque aparentemente las barreras protegen las áreas donde estos animales desarrollan la mayor parte de su actividad diaria, su alta movilidad puede producir situaciones de confinamiento que pueden ocasionar un alto grado de estrés con enmallamientos, separaciones y pérdidas, e incluso varamientos de algunos ejemplares o de toda la manada en masa. En este sentido, ya se ha tenido que atender un aviso de una manada compuesta por 15 ejemplares que había quedado atrapada en una zona por una barrera de contención del petróleo en la zona de San Xenxo. Desde la Red de Varamientos de Galicia se entiende que estas barreras no se pueden quitar; por ello, han establecido unos grupos que recorren las zonas donde existen estas redes para controlar la situación.

En cuanto a las marsopas, el informe destaca que «la amplia afectación alrededor del parque nacional de las Islas Atlánticas, y especialmente en los alrededores de la isla de Ons, supone un grave riesgo para la población gallega de marsopas, que tiene la mayor parte de sus escasos efectivos en esta área». Y es que apenas 100 ejemplares habitan en estas aguas.

Además de estos ejemplares de delfines y marsopas, en el último mes han varado ocho cetáceos más no identificados, un calderón gris, dos calderones comunes y un rorcual aliblanco. El mayor problema para las ballenas -que también son capaces de detectar una capa de vertido que flote en la superficie pudiendo retirarse o modificar su trayectoria- es que su alimentación indiscriminada puede llevarles a la ingestión accidental de crudo en superficie. No obstante, dice Alonso, las ballenas no tienen por qué verse afectadas a corto plazo, pues su ruta migratoria por la costa gallega está circunscrita a finales de verano, pero sí a largo plazo cuando la contaminación entre en la cadena trófica.

Junto a delfines y marsopas, las tortugas marinas son las que peor paradas han salido, en especial la tortuga boba -considerada también especie prioritaria en el anexo II de la directiva Habitat- que precisamente se acerca a las costas gallegas procedente de las áreas de cría americanas entre los meses de octubre y mayo. Desde el temporal que coincidió con el hundimiento del Prestige han aparecido varadas 13 tortugas bobas, y en siete de ellas «se observó interacción con petróleo a diferentes niveles, desde impregnación leve a impregnación como causa de muerte por asfixia». Más o menos, explica Alonso, habría que multiplicar por diez el número de tortugas afectadas para conocer los animales que en ese momento están pasando cerca de la costa gallega y que podrían impregnarse del fuel.

Hasta el momento las focas y nutrias de río han escapado a la marea negra, pero su futuro dependerá de una mayor o menor presencia de fuel. Así, las focas -en Galicia la más frecuente es la gris- suelen aparecer en las costas del norte peninsular durante la segunda quincena de diciembre. Por tanto, «si la presencia de hidrocarburo en la costa remite durante la segunda mitad del mes de diciembre, se reduce la posibilidad de que los ejemplares que aparezcan se vean afectados por el vertido», aunque el estudio no descarta que puedan impregnarse en áreas costeras rocosas con presencia de petróleo, o bien que la mancha de mar abierto pueda afectarlas en su desplazamiento hacia el noroeste.

En cuanto a las nutrias de río, que pueden observarse en las aguas marinas cerca de desembocaduras de los ríos del norte o dentro de las rías gallegas, son frecuentes en zonas como Malpica, Razo, Xuño y Traba, lugares en los que se ha comprobado en los días posteriores al vertido la presencia de al menos cuatro ejemplares manchadas «sin que hasta el momento el petróleo les haya afectado tanto como para aparecer varados o muertos».

Así las cosas, los autores de este estudio preliminar afirman que el «Prestige» ha provocado una verdadera «catástrofe para la fauna marina», pero también son conscientes de que «bajo el petróleo fresco del Prestige descansa el chapapote fósil de cientos de vertidos incontrolados que los miles de buques que pasan por delante de Fisterra anualmente han producido al lavar sus sentinas en plena ruta». Una contaminación que sin duda alguna deja huella en mares y océanos y que los expertos coinciden en afirmar que es una de las causas principales de la regresión de la práctica totalidad de las especies ahora catalogadas en peligro de extinción en todo el mundo.

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