La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha elegido el 28 de enero como Día Mundial de la Reducción de las Emisiones de CO2, también conocido como Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre. Sus responsables pretenden así llamar la atención internacional sobre este gas de efecto invernadero (GEI), cuyas emisiones se han disparado en los últimos años. Este artículo explica por qué se celebra este Día Mundial, señala que Europa lidera la reducción de emisiones de CO2 y avanza cómo reducirlas.
Por qué se celebra este Día Mundial
El dióxido de carbono (CO2) es uno de los gases de efecto invernadero (GEI) más conocidos por su impacto en el cambio climático, aunque hay bastantes más. Todos ellos, cuando llegan a la atmósfera, retienen parte del calor que el sol nos envía, al igual que en un invernadero. Sin ellos, nuestro planeta sería un bloque de hielo. Ahora bien, cuando la cantidad de estos gases aumenta y se altera el equilibrio, el clima cambia y se comporta de manera distinta.
En las últimas décadas, las emisiones de CO2 a la atmósfera se han disparadoA lo largo de la historia de la Tierra se han sucedido varios cambios climáticos naturales. En la actualidad, sin embargo, las actividades humanas, como el transporte o la industria, provocan la alteración del clima. Así lo advierte el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que señala que el clima se está volviendo más extremo. En las últimas décadas, las emisiones de CO2 a la atmósfera se han disparado, en gran parte producto del uso de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón).
Las lluvias serán más intensas en algunas partes y más escasas en otras. Estos cambios tendrán consecuencias para la agricultura, la generación de energía, etc. El cambio climático será peor para algunos lugares que para otros. En las zonas mediterráneas, donde se encuentra España, se prevén efectos más catastróficos. José Miguel Viñas, meteorólogo y autor del blog de divulgación Divulgameteo, afirma que «no nos quedará más remedio que adaptarnos a unas condiciones ambientales que ya están cambiando y que lo seguirán haciendo en los próximos años y décadas, incluso a una mayor velocidad».
Europa lidera la reducción de emisiones de CO2
El cambio climático es un problema global que exige, por tanto, medidas y soluciones globales. De la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) surgió en 1997 el Protocolo de Kioto, el primer intento a nivel internacional para limitar las emisiones de CO2.
La CMNUCC organiza desde 1995 conferencias anuales (conocidas como conferencias de las partes, COP) con la meta de, entre otras cuestiones, preparar futuros objetivos para reducir las emisiones de CO2. En 2012 expiraba el Protocolo de Kioto y los 194 países reunidos en la COP18 de Doha decidieron prorrogarlo hasta 2020. Sin embargo, el acuerdo no satisfizo las recomendaciones de los científicos, que pedían medidas más drásticas. Diversos países, como Rusia, Japón o Canadá, se quedaron fuera de este compromiso, de forma que las emisiones de CO2 de los participantes suponen ahora apenas el 15% de las emisiones globales.
La Unión Europea (UE) se muestra como la institución más involucrada en la lucha contra el cambio climático. Recientemente, la Comisión Europea (CE) ha propuesto fijar un objetivo obligatorio de recorte de emisiones de CO2 para la UE de hasta el 40% en 2030 (respecto a los niveles de 1990), con el fin de mantener el liderazgo en esta cuestión. La inversión necesaria para alcanzar estos objetivos en 2030 se estima en 38.000 millones de euros al año para el conjunto de la UE.
Cómo reducir las emisiones de CO2
La reducción de las emisiones de CO2 es un problema que incumbe a todos. Empresas, instituciones y ciudadanos pueden, en la medida de sus posibilidades y responsabilidades, contribuir con las siguientes medidas:
- Apoyar la eficiencia energética y el uso de renovables. El derroche de energía, proveniente en su mayor parte de combustibles fósiles, provoca el descontrol de las emisiones de CO2. Para impedirlo, los sistemas de eficiencia energética consiguen producir lo mismo con un menor consumo. Por su parte, las energías renovables evitan también la emisión de CO2 y el gasto de combustibles fósiles.
- Desplazarse de forma sostenible. El transporte y su consumo de energía es otro de los grandes emisores de CO2. Utilizar transporte público, ir en bicicleta o a pie, siempre que sea posible, ayuda a disminuir dichas emisiones.
- Aplicar las tres erres del ecologismo: reducir el consumo hasta lo imprescindible; reutilizar para aprovechar al máximo la vida útil de los productos; y reciclar para aprovechar los materiales de los productos eliminados son también importantes contra el cambio climático.
- Compensar emisiones de CO2. El Protocolo de Kioto estableció diversos sistemas para reducir las emisiones de forma indirecta, como los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL).
- Conservar y mejorar los «sumideros de carbono». Bosques y océanos retienen el CO2, de manera que su cuidado ayuda que parte de dicho GEI emitido no llegue a la atmósfera.