El desastre del petrolero «Prestige» ha hecho que las organizaciones ecologistas vuelvan a poner el grito en el cielo pidiendo soluciones de aplicación inmediata para evitar nuevas catástrofes. De momento, ya se ha conseguido que se prohíba la navegación por aguas comunitarias de barcos basura, y en breve se obligará a que el transporte naval de hidrocarburos en la Unión Europea se realice en barcos de doble casco. Estas medidas evitarían considerablemente el riesgo de nuevas mareas negras, pero los desastres ecológicos provocados por combustibles van más allá, y se manifiestan de forma mucho más significativa en el calentamiento global del planeta. Por esta razón, las energías limpias son fundamentales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de centrales térmicas y del procesamiento de combustibles fósiles como el petróleo o el carbón.
Desde las organizaciones conservacionistas consideran que ha llegado la hora de apostar por las nuevas energías. Greenpeace, en concreto, aboga por la eólica, que sería capaz de producir el equivalente a la energía que se podría extraer del petróleo de 280 barcos como el «Prestige». Para que esto sea así, esta entidad y la Asociación de productores de energías renovables (APPA) piden apoyo en forma de compensaciones económicas.
Para antes de fin de año, el Gobierno debe revisar las cuantías de las compensaciones que reciben los generadores de electricidad con fuentes renovables. El hecho de que resulten o no rentables las inversiones en energías limpias depende de estas primas procedentes de la factura de la luz. Tanto la APPA como Greenpeace consideran que estas medidas son imprescindibles para que, en 2020, un 12% de la electricidad demandada por los españoles provenga de la fuerza del viento.
Por este motivo, ambas organizaciones han solicitado que, en ningún caso, se disminuya la cuantía de las primas. También han pedido que éstas sean incluso mayores para los nuevos parques eólicos que se construyan en el mar.
Un reciente informe llamado «Viento Fuerza 12», elaborado por las mencionadas entidades, revela que la energía eólica es parte de la solución a los problemas ambientales causados por los combustibles fósiles, «que van desde las mareas negras hasta el cambio climático».
Este trabajo destaca que la eólica es la fuente de energía que más rápidamente crece en el mundo, con una tasa de expansión del 40% al año, y, con el apoyo suficiente, podría generar, en 2020, el 20% de la energía en Europa.
El Plan de Infraestructuras Energéticas del Gobierno prevé que el viento genere en España 13.000 megavatios en 2011, cantidad que satisfacería el 9% de la electricidad consumida en nuestro país.
