La provincia de Barcelona acoge la primera planta depuradora experimental de España para el tratamiento de aguas residuales que, mediante biorreactores, elimina nuevos contaminantes, como los fármacos y pesticidas, para los que no están preparadas las plantas tradicionales.
El proyecto, que aspira a instalarse de forma generalizada, lo desarrolla un equipo del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales de Barcelona, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en colaboración con la Agencia Catalana del Agua.
Está nueva planta de tratamiento instalada en la ciudad de Rubí (Barcelona) se basa en el uso de biorreactores de membrana, considerada la tecnología más prometedora para extraer del agua estos nuevos contaminantes, la mayoría de los cuales no están contemplados por la legislación.