La arquitectura bioclimática permitiría solucionar los problemas de la acumulación de escombros

Los materiales que se emplean en la construcción de este tipo de viviendas son totalmente naturales
Por EROSKI Consumer 2 de abril de 2003

Los problemas medioambientales que provocan los millones de toneladas de escombros que el sector de la construcción genera cada año en España, se podrían solucionar por medio de las construcciones bioclimáticas, ya que en la edificación de este tipo de viviendas sólo se emplean materiales naturales fácilmente reciclables. Según apunta el Gremio de Entidades del Reciclaje de Derribos (GERD), en nuestro país cada año se quedan sin reciclar 36 millones de toneladas de escombros.

La arquitectura bioclimática permite vivir en una casa que no consume energía innecesariamente, que aprovecha la luz del sol y que, además, es fresca en verano y cálida en invierno. Los recursos naturales utilizados por este tipo de arquitectura permiten que la propia vivienda, por su orientación, diseño y construcción se comporte como reguladora térmica. Así, se consigue un importante ahorro en el aporte energético convencional reduciendo el uso de calefacción, el consumo de combustibles fósiles y las emisiones contaminantes, entre otras cosas. Todo ello supone ahorrar en la factura mensual de estos servicios y colaborar activamente en la conservación del medio ambiente.

No obstante, el comportamiento climático del hogar no depende exclusivamente de su diseño, sino que también está influido por su ubicación. La existencia de accidentes naturales como montes, ríos, pantanos, vegetación, y artificiales como edificios, crean un microclima que afecta al viento, la humedad y la radiación solar que recibe la casa. Por eso, antes de empezar a construir ha de hacerse un estudio de las condiciones climáticas de la región y otro geobiológico, que sirve para medir las posibles corrientes de aguas subterráneas, las fallas, la contaminación electromagnética o el nivel de radiactividad.

Aparte de conseguir un hogar más acogedor, la construcción bioclimática tiene múltiples ventajas, dice Anahí Asenjo, arquitecta. «Actualmente, la energía es escasa y su producción lleva aparejada muchos problemas, como es el caso de la electricidad, una energía aparentemente limpia que llega a los hogares sucia porque en su origen y en un gran porcentaje se produce quemando combustibles fósiles, con la consiguiente liberación de gases contaminantes», afirma Asenjo. Una construcción bioclimática reduce la energía consumida y colabora de forma independiente en la reducción de los problemas ecológicos que se deriven de ello, añade.

Pero el factor más importante son los materiales de construcción. Deben ser cien por cien naturales y «respetuosos con el medio ambiente, hasta el punto de que sean totalmente reutilizables y reabsorbibles por la naturaleza. En el proyecto hay que prever el movimiento y la respiración de los materiales naturales», explica la arquitecta.

«En la arquitectura bioclimática están prohibidos los búnkers de cemento y hormigón armado», comenta Asenjo. Además, nunca se usan materiales como PVC, plásticos, aislantes artificiales o aluminio, entre otros, «porque tienen componentes artificiales y perjudican el equilibrio medioambiental». A cambio, los arquitectos prefieren barro, aislantes naturales como el corcho, el cáñamo o la madera. Además, es muy común que estas viviendas estén equipadas con placas solares para el saneamiento sanitario y canalones para el aprovechamiento fluvial y el riego del jardín.

Cuando se plantea la construcción o la compra de un nuevo hogar, uno de los factores principales a tener en cuenta, la mayoría de las veces, es el coste. «Una casa bioclimática no tiene por qué ser más cara que una convencional. Lo que puede hacer variar el precio de la vivienda es la calidad de los acabados, como ocurre con cualquier otro tipo de vivienda», subraya Asenjo.

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