El choque de dos satélites deja una nube de chatarra cósmica fuera de control

Las agencias espaciales vigilan la trayectoria de al menos 500 trozos de escombros
Por EROSKI Consumer 14 de febrero de 2009

Por primera vez en la historia de la aeronáutica, el martes pasado dos satélites, uno ruso y otro estadounidense, colisionaron. El choque desintegró ambos aparatos y generó una burbuja de escombros fuera de control que podría ser un peligro para otros satélites e incluso para la integridad de la Estación Espacial Internacional (ISS) y sus tripulantes.

«El pasado martes, 10 de febrero, a las 19:56 hora de Moscú -17:56 hora española- tuvo lugar un choque entre el aparato espacial estadounidense ‘Iridium 33’ y el aparato militar ruso ‘Cosmos 2251’ a una altura de unos 800 kilómetros sobre Siberia», explicó el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Espaciales de Rusia, el general Alexander Yakushin.

Las colisiones cósmicas entre restos de naves o basura espacial no son nuevas, pero los funcionarios de la NASA señalaron que éste es el primer accidente que involucra a dos satélites operativos. De momento se ignora cuál de los dos aparatos fue el causante del choque, pero todos los indicios apuntan al ingenio ruso.

El «Cosmos 2251» llevaba varios años fuera de control. Fue lanzado el 16 de junio de 1993 desde el cosmódromo de Plesetsk a bordo de un cohete «Cosmos 3M». Dejó de funcionar en 1995 o en 1997 -según las fuentes-. Es decir, era basura espacial, uno de los más de 12.000 objetos y aparatos en desuso que giran alrededor de la Tierra a diferentes alturas. Pesaba cerca de 900 kilos y se desplazaba de oeste a este a 28.000 kilómetros por hora, velocidad necesaria para entrar en órbita.

En cuanto al «Iridium 33», fue lanzado el 14 de septiembre de 1997 desde el cosmódromo ruso de Baikonur en un cohete ruso «Proton K». Pesaba 560 kilos y giraba en la órbita polar que le había sido asignada -de sur a norte en el momento del choque- a la misma velocidad que el «Cosmos 2251». Aunque estaba activo y disponía de motores de maniobra funcionales, sus responsables no tuvieron forma de prever la aproximación del otro vehículo.

Riesgo mínimo para la ISS

El impacto produjo una gran nube formada por los restos de los dos vehículos. «Seguimos con cuidado la trayectoria de más de 500 trozos de escombros que puedan suponer un riesgo adicional para otros satélites», indicó el teniente de la Marina Charlie Drey, portavoz del Stratcom, Comando Estratégico de Estados Unidos que supervisa la Red de Vigilancia Espacial.

Por su parte, la Agencia Espacial Europea (ESA) detalló que el choque había producido una burbuja de unas 600 piezas sueltas que se siguen moviendo a unos 7,8 kilómetros por segundo, pero que suponen un escaso peligro para la ISS. «Si es necesario la estación está capacitada para llevar a cabo una maniobra» para eludir los escombros, aclaró el portavoz de la NASA John Yembrick. Los científicos de la agencia espacial «han determinado que el riesgo es muy pequeño y está dentro de los límites aceptables», subrayó el experto.

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