La contención total del vertido de petróleo en el Golfo de México podría retrasarse hasta después de las obras del denominado pozo de alivio, previstas para el mes de agosto. A pesar de constituir el remedio más lento, diversas voces con conocimientos en esta materia coinciden en que es la única opción con garantías de éxito a largo plazo. La gran preocupación, sin embargo, es que la llegada de la temporada de huracanes, que comienza oficialmente este martes, retrase el fin de las obras.
Las posibilidades de encontrar una solución a corto plazo para frenar el derrame se desvanecen tras fracasar la operación «Top Kill» para sellar la brecha de crudo abierta a 1.500 metros de profundidad. Pese a seguir con los trabajos para lograr una versión mejorada de la cúpula de contención -un primer intento fracasó a comienzos de mes- con la que se pretende captar el crudo en el fondo del océano y bombearlo a un supertanque en la superficie, incluso aunque esta técnica tenga cierto éxito, es inevitable que se esparza más petróleo en los próximos meses, reconoció el responsable de British Petroleum (BP) para estas operaciones en el golfo, Robert Dudley.
El Gobierno de Luisiana y responsables de la industria de la zona del Golfo de México observan con alarma creciente cómo la marea negra afecta ya a 160 kilómetros de la costa y cómo alcanzó a 12 hectáreas de sus frágiles humedales. Ambas partes aprovecharon la visita de Obama a la zona para solicitar más ayuda de su administración. Las malas noticias del fin de semana forzaron al presidente a triplicar las ayudas del Gobierno a las zonas afectadas.
Fuentes oficiales estiman que la fuga de crudo diaria de más de 20.000 barriles, frente a los 5.000 admitidos por BP hasta el momento, convierten el hundimiento de la plataforma de extracción «Deep Horizon», en el que murieron 11 trabajadores, en el mayor vertido de la historia del país, muy por encima del desastre del petrolero «Exxon Valdez» en Alaska en 1989. Cientos de aves se han visto afectadas por la marea negra en plena época de anidación, mientras los frágiles humedales de la zona, vivero de muchas especies marinas, se secan. Además, el 25% de las aguas pesqueras se han clausurado a causa de la contaminación.
