Las babosas marinas se ayudan de sus elementos tóxicos para invadir ecosistemas

Un estudio ha analizado la capacidad de adaptación de tres especies originarias del Mar Rojo que se han instalado en el Mediterráneo
Por EROSKI Consumer 11 de marzo de 2008

Por primera vez, un estudio ha analizado el mecanismo químico que utilizan algunas especies invasoras marinas para establecerse en áreas receptoras. En este trabajo ha participado el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), José Templado.

Esta investigación, publicada en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, pone de manifiesto que tres variedades de babosas originarias del Mar Rojo han invadido buena parte del Mediterráneo oriental y central gracias a los compuestos tóxicos con los que se defienden de sus depredadores.

«La invasión de especies exóticas, o el trasiego de especies de un área geográfica a otra por acción humana, es una de las principales amenazas a las que se enfrenta hoy en día la biodiversidad», afirma Templado.

Según este experto, algunas especies marinas, como diversos moluscos, han prosperado de forma desmesurada en las nuevas áreas, llegando a constituir verdaderas plagas. Otras desaparecen con el tiempo o, simplemente, se integran de una manera discreta en las zonas a las que han llegado debido a la acción del hombre.

«La investigación parte del hallazgo en las costas griegas de tres especies de babosas procedentes del Mar Rojo. El equipo que las descubrió encontró diversos compuestos tóxicos en ellas, que los animales utilizan como defensa frente a posibles depredadores», explica Templado.

El alimento preciso

Estas babosas han sobrevivido gracias a que han conseguido los alimentos que les permiten segregar las sustancias tóxicas que les alejan a los depredadores. «Los colores vivos de estos nudibranquios advierten de su toxicidad. Pero como los peces no las conocen, las atacan. Por eso han necesitado encontrar el alimento preciso que les permita sintetizar las sustancias tóxicas que las protegen», señala el investigador del CSIC.

De esta forma, el estudio concluye que para que la invasión sea posible se precisa que en la nueva zona exista el alimento necesario para que las babosas puedan sintetizar los compuestos de defensa, y, en segundo lugar, que estos sean eficaces para ahuyentar a los potenciales depredadores.

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