Los animales que viven en grupo deciden su futuro de manera democrática, según un estudio

El ciervo rojo decide moverse cuando más del 60% de los adultos se pone en pie
Por EROSKI Consumer 20 de enero de 2003

Cuando los ciervos se levantan o las abejas bailan, no están simplemente estirando las piernas los primeros o indicando dónde está el néctar las segundas. Aunque parezca mentira, están votando sobre si moverse hacia los verdes pastos o en busca de suntuosas flores, según pone de manifiesto un nuevo estudio. El proceso es inconsciente, ningún ciervo cuenta votos o recoge papeletas, pero tampoco ninguno de ellos por sí solo decide cuándo el grupo se mueve. Si democracia significa que las medidas se toman no basándose en la preferencia de un gobernante, sino en la preferencia de una mayoría, entonces los animales tienen democracia.

Un análisis basado en complejos modelos matemáticos, desarrollado por Tim Roper y Larissa Conradt, de la Universidad de Sussex en Brighton (Reino Unido), y publicado en la revista «Nature», sugiere que un grupo social (animal) en el que todos sus miembros contribuyen en la toma de decisiones estará mejor preparado para sobrevivir que uno donde impere el despotismo, incluso cuando el tirano sea el miembro del grupo con mayor experiencia.

Este ha sido el aspecto más complicado de la investigación, pues el modelo desarrollado analiza los beneficios que para los animales reportarían los diferentes tipos de decisiones, que ellos describen como democráticas o despóticas (cuando un miembro dominante decide). En esencia, los modelos comparan los costes que para un individuo supondría el no hacer determinadas cosas cuando quiere hacerlas. Así, por ejemplo, tener que esperar o darse prisa es considerado un coste, basándose en que tanto para los animales como para los humanos, el tiempo es dinero, o comida o cualquier cosa importante para la supervivencia.

Algunos ejemplos basados en la observación del comportamiento del grupo reflejan que el ciervo rojo decide moverse cuando más del 60% de los adultos se pone en pie; en el caso del búfalo africano, son las hembras adultas las que toman la decisión votando con la dirección de su mirada; los cisnes votan con movimientos de cabeza, y se mueven cuando un gran número hace movimientos de baja intensidad o cuando un número más pequeño lo hace con mayor intensidad.

Tim Roper asegura que este modelo sólo es aplicable a animales que toman decisiones en grupo. Porque puede ser que algunos animales, como el gato doméstico, no vote o no tenga interés en ninguna clase de actividad grupal.

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