Pablo Campos Palacín (Cordobilla de Lácara, Badajoz, 1951) es investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Hace 25 años, su interés comenzó a centrarse en las implicaciones económicas de la naturaleza. Según este experto, el medio ambiente es un bien económico de consumo más que hay que regular y potenciar para que pueda desarrollarse y conservarse. Premio Nacional Lucas Mallada de Economía y Medio Ambiente 2002, preside la Asociación Hispano-Portuguesa de Economía de los Recursos Naturales y Ambientales (AERNA). Su equipo de trabajo trabaja en la actualidad para formar el primer instituto en España que trate de manera interdisciplinar las políticas y bienes públicos relacionados con el medio ambiente.
La ciencia económica, a partir sobre todo de los años 60, comienza a investigar cómo pueden medirse los servicios que la naturaleza da gratis y que la actividad económica y el mercado deteriora en la mayoría de los casos. En el estado de bienestar se han desarrollado los bienes públicos, como la educación o la salud, pero no sin embargo la naturaleza como productora de servicios que hay que potenciar y regular, y que los ciudadanos consumen. Aparece una nueva demanda del consumo del ocio, del tiempo libre, aspectos que en el pasado no requerían una actividad económica.
El medio ambiente se percibía como una restricción a la actividad económica. En la actualidad, se concibe como un sector económico donde las iniciativas pública y privada tienen una oportunidad para desarrollar la actividad económica y de negocio, mediante la producción de servicios. Las dehesas o los bosques valen cada vez más produciendo menos rentabilidad de mercado. Es la renta ambiental privada: Quien lo compra lo dedica a disfrutarlo, y se produce una revalorización; es un inversor-consumidor. El mercado está captando bastantes de los servicios ambientales.
La prestación de servicios de la naturaleza puede llegar a ser un gran sector económicoEspaña tiene la paradoja de que es muy rico en cuanto a naturaleza pero tiene muy pocos consumidores porque no lo valoramos, al tenerlo a la vuelta de casa gratis. Aquí no hay visitantes de la naturaleza, excepto en la costa del Mediterráneo. Es un mercado europeo. Hay agentes privados que empiezan a creer que la prestación de servicios de la naturaleza puede llegar a ser un gran sector económico; yo estoy convencido de que será así. Estamos en los inicios.
Son entes muy conservadores, porque se vuelcan en lo que se les demanda. Invertir en actividades de servicios recreativos, que es la parte más interesante de la economía de la naturaleza, tiene muchos riesgos.
Las políticas públicas demonizan la actividad económica, siguiendo una tendencia antigua de tratar de evitar la contaminación grave de la gran industria. Se centran en lo espectacular, en salvar un lince, y dejan a un lado algo tan fundamental como la regulación de los derechos de propiedad. Debería haber más iniciativa privada y más regulación pública, para que haya suficientes garantías de conservación de los bienes públicos.
Debería realizarse siguiendo los intereses de conservación, y a la vez hacer de la conservación una actividad económica. Supone cambiar el contrato social, las regulaciones, las políticas públicas, para que todos salgan favorecidos. Por ejemplo, podría haber fondos que ayudaran al desarrollo y a la conservación en África para beneficio de los consumidores europeos.
La política de acceso gratis a bosques y espacios protegidos dificulta el desarrollo de la economía de servicios ambientalesEl ciudadano debe saber que gratis prácticamente no hay nada. Cuando consume algo, o lo paga él o la sociedad en su conjunto. Hay que combatir el gorroneo social. La gente sigue yendo a un parque natural aunque le suban la gasolina; sin embargo, si le cobran una entrada que va a servir para pagar el sueldo a los guardas, protesta. Está acostumbrado a que la gasolina es un bien de mercado y la naturaleza no. Por eso es importante regularlo, para saber quién paga las cosas que consumimos. A la regulación pública todavía le cuesta entender que la naturaleza es un bien económico. La política de acceso gratis a bosques y espacios protegidos dificulta el desarrollo de la economía de servicios ambientales.
El medio ambiente es global, por lo que no tienen sentido los mercados compartimentados. La ecotasa debería ser una política europea; no tiene sentido que se regule en unos sitios y en otro no. Los consumidores deben concienciarse de que hay que pagar por el activo ambiental porque consume unos servicios que tiene unos costes.
No resuelven la principal demanda, pero sí pueden abaratar el gasto, por que los hogares podrían sustituir una gran parte del consumo con renovables.
Doñana es un sistema agroforestal profundamente modificado. De hecho, a partir del siglo XVI se repobló: Antes había sabinas (unos arbustos bien adaptados a la sequía y el viento), y ahora nos encontramos como elemento natural unos pinares que antes no había. Lo que nos ha llegado es consecuencia de la compatibilidad entre los usos que el ser humano le ha dado, desastrosos en algunos casos y beneficiosos en otros, y la naturaleza salvaje. Todo está impregnado por el uso humano; por lo tanto, regulemos. El libro incomodó bastante.
Los Parques Nacionales sufren de esquizofrenia: predican una cosa, y como no pueden aplicarlo, hacen bajo cuerda lo que deberían hacer de manera más potente, oficial y reguladaCriticó la política de virginidad del Parque, de mantenerlo todo alejado del contacto humano, lo que conduce a su deterioro y dificulta la actividad económica sin ganancias medioambientales. Por ejemplo, se quería expulsar a la actividad ganadera, y el libro demostró que contribuía a la biodiversidad. Lo que ocurre ahora en la práctica es que hay arbitrariedad, porque esa política no se puede llevar a cabo. La política de parques nacionales sigue siendo la misma que hace 60 años. Se sufre lo que califico de esquizofrenia: predican una cosa, y como no pueden aplicarlo, hacen bajo cuerda lo que deberían hacer de manera más potente, oficial y regulada. Si no fuera por la aceptación implícita del furtivismo de ciervos, éstos se habrían comido a los guardas. Si no tocas a los ciervos, en condiciones normales crecen un 30% todos los años, lo que no está pasando. Mejor sería regular la caza, cobrar por ella y con ese dinero mejorar el parque. Esto es compatible con dejar una zona de reserva integral; se trataría de estudiar dónde.
La idea básica es que se puede llegar a un acuerdo con información incompleta sobre la base del mal menor para todos, porque también se es consciente de que si no hacemos nada va a ser malo para todos, que es lo que ocurre ahora con los efectos medioambientales globales.
Estados Unidos cree que a medio plazo, gracias al desarrollo tecnológico, puede solucionar el problema. Además, hay estados que están en proceso de incorporarse al Protocolo. No obstante, el protocolo es muy injusto porque ha excluido muchas emisiones y fijaciones por conveniencia de los firmantes. El que haya habido acuerdo no significa que sea justo.
Los temas ambientales son horizontales, no son de nadie y son de todos. Es una cuestión de todo el gobierno y toda la Unión Europea (UE). Pero más que Ministerios tendría que haber Agencias Ambientales, como en Estados Unidos, que no dependen de ningún Departamento y regulan, aunque luego sea el Gobierno quien lo apruebe. El Ministerio de Medio Ambiente es todo menos una Agencia. En España, la política ambiental es de obras, de regulación de unos corralitos que son los parques nacionales, y de regulación e implantación de las directivas europeas.
El tema ambiental en Europa se considera como algo nacional, de manera que no es obligatoria, y eso es un problema graveHay una Agencia Ambiental Europea, pero no regula, sólo recopila información. El tema ambiental en Europa se considera como algo nacional, de manera que no es obligatoria, y eso es un problema grave, además de absurdo, porque pocas cosas son tan globales como el medio ambiente. No obstante, estamos en los comienzos para que esto cambie.