Relacionan los incendios forestales con la destrucción del suelo en la Cordillera Cantábrica

La acumulación de carbono condiciona la fertilidad del suelo, la retención de agua y la resistencia a la erosión
Por EROSKI Consumer 26 de octubre de 2008

Tras analizar la erosión en ciertas zonas de la Cordillera Cantábrica y su relación con los incendios forestales, los investigadores del Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot) de la Universidad de Oviedo han concluido que los fuegos que se producen de forma recurrente en Asturias son una de las principales causas de destrucción del suelo en esta región.

«En contra de lo que puede pensarse, el noroeste de España está altamente influenciado por los incendios forestales, sólo que la problemática es diferente a la que se da en la región mediterránea de nuestro país», explicó al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) Cristina Santín, investigadora de la Universidad de Oviedo y coautora del estudio.

Al comparar la erosión en zonas montañosas del occidente de Asturias afectadas por los incendios forestales con otras que lo están menos, los investigadores descubrieron que los fuegos, combinados con las fuertes pendientes de la zona, son «las principales causas de erosión y destrucción del suelo en la región, con las consecuencias medioambientales que ello implica», destacó Santín.

Acumulación de carbono

El estudio se ha centrado en los incendios que han afectado «seriamente» a la región Atlántica de España para entender sus efectos actuales y predecir sus incidencias futuras. El grupo de investigación analizó las alteraciones que causan los incendios forestales en la acumulación del carbono orgánico en los suelos. Este elemento, componente principal de la materia orgánica, desempeña un papel clave en la fertilidad del suelo, en la retención de agua y en la resistencia a la erosión. Para ello, los científicos se centraron en una cuenca hidrográfica altamente afectada por incendios forestales en la Cordillera Cantábrica, Combo, y la compararon con la Reserva de la Biosfera de Muniellos, una cuenca cercana muy poco afectada.

La quema de rastrojos y la transformación del bosque en matorral mediante «prácticas incendiarias» hacen que «las zonas de matorral acumulen más carbono en los suelos que las de bosque», apuntó la investigadora. «No obstante, al contrario de lo que podría esperarse, el carbono orgánico en los suelos afectados por incendios se encuentra en materiales más frescos (aportes más recientes), con lo cual son más fácilmente degradables», añadió Santín. Además no se encontró carbono recalcitrante estable, producto de los incendios en todos los suelos quemados. Los científicos relacionaron la ausencia de acumulación de materia orgánica quemada en la zona de estudio con los procesos de erosión y pérdida de suelo posteriores al incendio.

Los investigadores recordaron que el papel de los incendios forestales en la acumulación de carbono en el suelo es controvertido. El equipo asturiano estudia ahora si estos fuegos aumentan o disminuyen la capacidad de los suelos como sumideros de carbono atmosférico. «Clarificar el efecto de los incendios en los suelos es de vital importancia, ya que el aumento de temperaturas previsto para los próximos años contribuirá a aumentar su frecuencia y muy probablemente también su intensidad», concluyó la investigadora.

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