La dureza del tiempo repercute directamente en el vehículo, el cual debe someterse a una revisión para afrontar el periodo invernal con garantías.
Lo primero a tener en cuenta es el sistema de refrigeración. Se compone de agua con componentes químicos que permiten que ésta no se congele en el bloque del motor. Hay que comprobar su estado, independientemente de la época del año.
De la iluminación hay que verificar el estado de los faros, la altura y dirección. Las lámparas con óxido en los reflectores son deficiencias que han de solventarse.
Los neumáticos no deben estar desgastados, ni con presiones irregulares, o con la goma en mal estado, ya que haría que el auto se deslizara al quedarse bloqueadas las ruedas. Para evitarlo, las llantas deben tener el dibujo y la presión adecuada.
Otros elementos que deben estar en buena situación son las escobillas del limpiaparabrisas y la de la luneta trasera, llevar lleno su depósito de agua y comprobar el funcionamiento de la luneta térmica trasera y de la calefacción, renovando cada cierto tiempo el aire para no quedarse dormido al volante. Con abrir unos minutos la ventanilla es suficiente.
