Aunque durante el invierno se coge el coche casi a diario, es en verano cuando se hacen más cantidad de viajes largos, la época en la que más kilómetros se recorren. Durante los meses de julio y agosto, se realizan 81,5 millones de desplazamientos de vehículos por carretera, según la DGT. Tanto movimiento daña al automóvil que, además en estas fechas, soporta calor, sol, suciedad de la montaña o la playa, maleteros repletos, etc. Por eso, a la vuelta del verano ¡toca revisión! Hay que limpiarlo a fondo, mirar los neumáticos y líquidos y hacer un trabajo de mantenimiento exhaustivo para que el coche brinde la seguridad de siempre el resto del año.
1. El coche reluciente ¡por dentro y por fuera!
Las vacaciones en la playa son estupendas… ¡pero para el coche pueden ser letales! La arena, la humedad y la sal son altamente corrosivas. Por eso es fundamental que al volver a casa se limpie a fondo, incidiendo en los bajos. Si el automóvil ha estado muy expuesto a la arena, en localidades costeras, o ha transitado mucho por caminos de montaña sin asfaltar, una limpieza del motor es esencial para alargar la vida de las juntas, los manguitos y las conexiones de cables.
Pero no solo eso. En el interior también hay que hacer una limpieza a conciencia. La tapicería y las alfombrillas necesitan un buen repaso tras las vacaciones, en especial si se ha viajado con niños. Si no se tiene una, en las gasolineras hay aspiradoras muy potentes que facilitan esta labor. Y, bayeta en mano, se puede terminar la tarea de dejar la tela del vehiculo como nueva, si se siguen las explicaciones del siguiente vídeo.
2. Frenos del coche siempre a punto
El llamado efecto fading sucede cuando las pastillas de freno se sobrecalientan en exceso y hay que pisar más el pedal del freno. Si, a pesar de hacerlo, se nota que el coche no frena correctamente, es imprescindible revisar el sistema de frenado y sustituir las pastillas. Además, aunque sea en condiciones normales, el sistema de frenado debe revisarse con frecuencia, ya que es uno de los puntales de la seguridad al volante.
3. Líquidos del coche
Antes de salir de vacaciones hay que revisar los niveles de agua y aceite. Y a la vuelta, ¡toca hacer lo mismo! Si el turismo consume un poco de aceite, tras el verano habrá consumido más al haber hecho más kilómetros.
En la época estival, además, el aire acondicionado del vehículo trabaja mucho, por lo que puede sufrir algún desgaste. Como durante el invierno también será necesario tenerlo climatizado con la calefacción, conviene revisar el circuito de refrigeración y comprobar que funcione de manera adecuada. Y no hay que olvidar que su correcto funcionamiento asegura que no se empañen los cristales al conducir.
4. Las ruedas merecen una revisión exhaustiva
Aunque durante los viajes largos los neumáticos no se desgastan demasiado, en verano el sobrepeso del coche hace descender su presión. Y si no es la apropiada, las ruedas se calientan y aumenta el consumo de gasolina.
Además, por seguridad, tras los meses estivales hay que revisar el estado general del neumático, como desgastes en la banda de rodadura, cortes o deformaciones.
5. Limpiaparabrisas a punto antes de las lluvias
¡No hay nada peor para las escobillas que soportar largas jornadas al sol y altas temperaturas! A esto hay que añadir el descenso de las temperaturas durante la noche, lo que endurece la goma de los limpiaparabrisas. Si esto ocurre, no cumplirán su función del modo correcto. Por ello, la Asociación de Talleres de Madrid aconseja sustituirlas después del verano, así como revisar también el agua de su depósito.
¿Pero cómo notar que necesitan un cambio? Si las escobillas dejan zonas por barrer, originan extraños empañados, hacen un molesto ruido al ponerlas en marcha o van a saltos, ha llegado el momento de reponerlos. Lo conveniente es hacerlo antes de que las lluvias empiecen a ser abundantes.
6. Vaciar y limpiar a fondo el maletero
Flotadores, sombrilla, toallas, cestas, tablas… ¡e incluso bicicletas! El maletero acoge todo cuanto se necesita para disfrutar de las vacaciones. A la vuelta a casa hay que limpiarlo a conciencia, de manera que no queden restos de polvo, suciedad ni arena que puedan colarse hacia el interior del coche.
También conviene vaciarlo lo más posible y dejar solo lo que sea necesario para el día a día. Además de mantener el vehículo limpio y ordenado, ¡también se ahorra! Porque el peso es uno de los factores que más afecta al consumo, y cuanto menos peso lleve el automóvil, menos combustible gastará.