Alertan sobre las picaduras de las garrapatas durante los meses de verano

La acción de estos ácaros en el periodo estival ha superado ya a la de mosquitos, pulgas y piojos
Por EROSKI Consumer 18 de julio de 2003

Cada año cientos de personas contraen enfermedades a cuenta de las picaduras de las garrapatas y la mayoría, en torno al 90% de los casos, se concentran en los meses de junio, julio y agosto, fundamentalmente por el clima. La acción de estos ácaros en el periodo estival ha superado ya a la de mosquitos, pulgas y piojos.

Los dueños de perros y las personas en contacto con la naturaleza son las que corren más riesgo de verse afectados por picaduras de garrapatas y, por tanto, de contraer alguna de las enfermedades que contagian. Y aunque esta afirmación podría hacer pensar que quienes viven en el campo son más susceptibles de sufrir los efectos de estos parásitos, resulta que quienes optan por las ciudades tienen el mismo riesgo o más, y ello porque la presencia de animales domésticos está a la orden del día.

Problema sin cuantificar

«Salvo la fiebre botonosa mediterránea, el resto de enfermedades transmitidas por garrapatas en nuestro medio no son de declaración obligatoria», afirma José Antonio Oteo, responsable de Medicina Interna del Hospital de La Rioja. Este hecho y la infradeclaración de casos de fiebre botonosa hacen que el problema no esté cuantificado y se sospecha que pueda haber muchos más casos de los que en realidad se llegan a detectar, indica el especialista.

Al ser casi indoloras, hasta la mitad de las picaduras pueden pasar desapercibidas y sólo ocasionan molestias en el punto de la picadura, que desaparecen al cabo de unos días. Pero en el 5% de los casos pueden desarrollarse cuadros infecciosos o tóxicos muy graves, que pueden poner en peligro la vida de los afectados si no son tratados correctamente o existe un retraso en el inicio del tratamiento, explica Oteo.

Enfermedades más frecuentes

Las especies de garrapatas existentes en España pueden transmitir enfermedades como la Ehrlichiosis, la ya mencionada fiebre botonosa mediterránea o la enfermedad de Lyme. Algunas de ellas pueden ocasionar complicaciones muy graves.

En lo que se refiere a los síntomas, a la semana de la picadura aparece, además de la conocida inflamación superficial de la piel, una mancha negra central y un aumento de los ganglios linfáticos cercanos a la lesión. Los síntomas suelen ser de dolor, a veces acompañados de fiebre y malestar general, y, cuando pica en la cabeza, la reacción suele originar una alopecia que tarda meses en curarse.

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