Almohadas

Si es posible, hay que probarla unos días antes de comprarla
Por Ignacio Fossati 6 de abril de 2004

Una almohada puede provocar que los dolores cervicales se acentúen o, por el contrario, contribuir a que remitan. ¿Cómo saber cuál es la adecuada? Los expertos aseguran que es un producto muy personal y que su elección debe realizarse en función del colchón donde se duerma de manera habitual. La nuca es una zona muy sensible porque soporta la parte más importante del cuerpo, por lo que acumula una gran tensión. Tan personal es su elección, que dos personas que comparten cama pueden necesitar almohadas distintas.

Mejor con almohada

Mejor con almohadaUno de los mitos que giran en torno a las almohadas es que es más sano dormir sin ellas. Sin embargo, la cabeza necesita un apoyo para que la columna vertebral permanezca en su posición natural y no quede sometida a ningún tipo de tensión. Es mucho mejor dormir con almohada, porque si se duerme sin ella, el cuello se fuerza demasiado, según explica Antonio Navarro, jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Vall d´Hebrón de Barcelona y catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona. Incluso durmiendo boca arriba, tampoco se recomienda prescindir de ella, porque el cuello, al relajase, termina rotando en un sentido u otro, lo que puede acabar produciendo un espasmo muscular, como aclara el experto.

A la hora de asesorar sobre los mejores tipos de almohada, los expertos coinciden en que es un artículo totalmente personal. Cada individuo duerme de una manera distinta y no todo el mundo tiene las mismas dimensiones. Lo más importante es que la posición del cuello no sea forzada ni hacia delante ni hacia abajo.

Lo más importante es que la posición del cuello no sea forzada ni hacia delante ni hacia abajo

La almohada debe adaptarse a la comodidad del individuo, en opinión de Antonio Herrera, traumatólogo del Hospital Miguel Servet, de Zaragoza. En individuos jóvenes y sanos, lo más adecuado es utilizar una no excesivamente gruesa, mientras que en personas con lesiones artrósicas de columna cervical, debe ser lo más fina posible.

Descansar de manera correcta

Es importante tomar conciencia de que un descanso incorrecto puede provocar importantes deterioros en la columna vertebral, alterar la elasticidad de la musculatura y disminuir, por tanto, la capacidad de concentración y rendimiento. Por ello, conviene seguir las recomendaciones de la Fundación Kovaks, especializada en las dolencias de la espalda:

  • Si se duerme boca arriba. Se recomienda una almohada fina. Esta debe asegurar que la columna cervical forma con la columna dorsal el mismo ángulo que al estar de pie. Una almohada muy ancha tendería a provocar que el cuello se flexionase en exceso hacia adelante, mientras que dormir sin almohada tendería a hacer que el cuello estuviese en hiperextensión. Mantener durante horas estas dos posturas facilitaría la aparición de contracturas cervicales.
  • Si se duerme apoyado sobre un hombro. Se recomienda una almohada gruesa. Debe mantener el cuello en el eje de la columna dorsal, y asegurar que no caiga ni rote.

  • Dormir boca abajo no es recomendable. Al hacerlo se suele modificar la curvatura de la columna lumbar y, para poder respirar, se debe mantener el cuello girado durante varias horas. Si no se puede dormir en otra postura, hay que intentar hacerlo ligeramente de costado. Si se girase hacia el lado izquierdo, se debería flexionar la cadera y la rodilla derecha, aun manteniendo estirada la izquierda, y procurar girar los hombros y adaptar la forma de la almohada a la cabeza, de modo que la postura relativa del cuello en relación a la columna dorsal sea lo más parecida posible a la que se forma cuando se está de pie.

Si no se está seguro de la posición en la que se duerme, los especialistas recomiendan seleccionar una almohada que tenga un alto grado de flexibilidad, lo suficientemente esponjosa para acomodarse a diferentes posiciones. Las almohadas de relleno natural tienden a tener esta cualidad.

Un artículo muy personal

Cuando se cambia de cama es conveniente probar la almohada de siempre con el nuevo lecho, ya que el grosor del colchón podría ser diferente al antiguo, lo que tendería a provocar un desajuste con el grosor de la almohada, y una curvatura desaconsejada de la espalda. En ese caso, cambiar de almohada sería lo más aconsejable. Pero si no hay cambio de cama de por medio, los especialistas aconsejan mantener siempre la misma almohada.

La almohada es algo muy personal, y como dice Antonio Navarro, hay incluso personas que sufren dolores cervicales con asiduidad y llevan su propia almohada en la maleta cuando viajan. Es muy común sufrir dolores musculares cuando se duerme en una cama que no es la habitual, sobre todo entre los más mayores. Las personas jóvenes lo soportan mejor, pero cuando se pasa de los 50 años son frecuentes las dolencias de artrosis en la columna al cambiar de almohada.

El tipo y la cantidad de relleno o la tela de la funda deciden la calidad y el precio de una almohada

Las almohadas cervicales, diseñadas para prevenir y mejorar dolores y molestias cervicales provocadas por malas posturas durante el sueño, gozan de gran popularidad. La mayoría son de espuma con forma de corazón y sirven para dar soporte al cuello y a la cabeza. La base es plana pero la superficie superior tiene dos curvas exteriores con mayor grado de dureza y una zona blanda central. Los expertos difieren sobre su eficacia. Para Antonio Navarro, su utilidad se reduce a quienes duermen boca arriba porque evitan que se mueva el cuello y aparezcan los dolores. En cambio, Antonio Herrera no considera necesario comprar una almohada especial, aunque se padezca de artrosis de columna cervical. El precio medio de este tipo de almohadas ronda los 60 euros.

Hay diferentes factores que determinan la calidad y precio de una almohada, como el tipo y la cantidad de relleno o la tela de la funda. El relleno es necesario para el confort y soporte, ya que determina la firmeza de la almohada. Los materiales más habituales para rellenarlas son los siguientes:

  • Plumas. Muy buenas porque se moldean, pero con el inconveniente de que, al hacer con la cabeza una especie de nicho, dan más calor. Se pueden encontrar desde 20 euros.
  • Fibras de poliéster. Pueden ser de gran calidad, con un efecto parecido al de las plumas, y se lavan sin problema. Pero también se encuentran otras peores que se quedan apelmazadas al lavarlas. A partir de 30 euros.
  • Látex. Muy adaptables a la forma y peso de la cabeza. Son las más caras: su precio ronda los 70 euros.

Las mejores son las de látex, muy adaptables a la forma y peso de la cabeza

De entre todas, destacan estas últimas. El látex posee unas características muy interesantes para la fabricación de colchones y almohadas. Los ácaros no anidan en este material y las almohadas de este relleno poseen una elevada elasticidad. Son capaces de deformarse cuando se les somete a esfuerzos, y recuperar de manera muy rápida el tamaño y las formas originales. Su estructura, formada por millones de hilos de caucho, permite que el aire entre y salga con facilidad en cada movimiento. Se amoldan a la perfección al cuerpo y a las articulaciones, y se conservan durante más tiempo.

Ante la duda de seleccionar una de estas almohadas para la cama, los vendedores dejan a los clientes probar muestras en el establecimiento. No obstante, cinco minutos de prueba en un centro abierto al público y en un colchón que no es habitual no es suficiente para decidirse por una u otra. Lo más recomendable es que los vendedores dejen una muestra de cada tipo de almohada al cliente para que este, durante dos o tres días la pruebe en su propio colchón y durante toda la noche. Sólo así sabrá cual es la más conveniente para su espalda.

En cuanto a la tela de la funda, ésta debe ser suave y absorbente. Las almohadas rellenas de fibras naturales requieren una funda de algodón 100% para una mayor circulación de aire. Además, deben tener una alta cantidad de hilos para prevenir que se filtren pequeñas partes del plumón.

El cuidado de la almohada

Mantener limpia y en buen estado la almohada no es cuestión baladí. Profesionales de empresas dedicadas a la fabricación de este artículo recomiendan que las elaboradas con fibras naturales tienen que utilizar tanto la funda como un cobertor/protector. El uso de este protector evitará tener que lavarla a menudo, lo que incrementará su vida. Deben lavarse en la lavadora o en seco, al menos una vez al año.

Las almohadas de fibras sintéticas se tienen que lavar a máquina cuando estén perdiendo su forma o estén aplastadas. El agua tiene que estar tibia. Hay que dejarlas secar a baja temperatura hasta que estén completamente secas.

Deben reemplazarse cuando la tela de la funda comience a mostrar señales del uso o la almohada pierda su forma y soporte. Si la misma tiene manchas, hoyos, despide olores indeseables o está perdiendo su relleno, es el momento de cambiarla.

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