Asia consigue frenar la epidemia de SRAS, que ya no representa una amenaza

La OMS y la comunidad científica no descartan, sin embargo, que el coronavirus causante de la enfermedad reaparezca
Por EROSKI Consumer 10 de julio de 2003

Las calles de China, Hong Kong o Taiwán vuelven a llenarse de gente sin mascarillas, los restaurantes y cines están nuevamente a rebosar, y los estudiantes regresan a las escuelas y universidades. Asia ha conseguido, de momento, frenar la epidemia de neumonía atípica o Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS). Taiwán era el único país que quedaba en la lista de áreas afectadas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero el sábado fue retirado, después de superar el límite de veinte días sin diagnosticarse nuevos casos.

Según el último balance de la OMS, el coronavirus causante del SRAS ha infectado a 8.445 personas en todo el mundo, de las cuales 812 fallecieron. La OMS dio la alerta mundial sobre la existencia del coronavirus el día 12 de febrero, tres meses después de detectarse el primer caso en la provincia china de Cantón y tras comprobar que se había propagado rápidamente por la región.

El pasado 23 de junio, la agencia de la ONU declaraba que Pekín estaba libre de neumonía atípica y, posteriormente, levantaba la medida que desaconsejaba viajar a la capital de china desde el pasado 23 de abril. Este anuncio se interpretó como el fin temporal de la amenaza que venía representando -en los últimos meses- el Síndrome. Y el miércoles de la semana pasada le tocó el turno a Toronto, que fue retirada de la lista de zonas afectadas tras superar el periodo crítico de veinte días sin casos. Así las cosas, la OMS considera en estos momentos que el mundo está oficialmente libre del SRAS.

Mantener la vigilancia

Sin embargo, pese a la remisión de los casos, los científicos consideran que debe mantenerse la vigilancia y no descartan que el coronavirus -que muere a una temperatura ambiente de 36,9 grados centígrados- recupere intensidad en otoño, cuando se registre un descenso en los termómetros. Si esto ocurriera, la OMS confía en que los efectos del virus no sean tan «dramáticos, porque los países, ayudados por los dispositivos sanitarios de alerta, han aprendido cómo actuar ante una epidemia». Sobre la posibilidad de un rebrote habló, en la Asamblea Anual de la OMS, celebrada recientemente en Ginebra, el Secretario de Salud de EE.UU., Tommy Thompson, al declarar que no debe excluirse la posibilidad de que «se registren muertes en todos los continentes o en casi todos», aunque «ahora la propagación parece estar estabilizada».

El reto ahora de los países que registraron un mayor número de casos es extremar las medidas de control para evitar un rebrote, como sucedió en Canadá. El Estado con más afectados fuera de Asia sufrió un duro revés el 25 de mayo, cuando hacía más de un mes que no se habían registrado nuevos casos y los pacientes hospitalizados eran sólo ocho. En Toronto, el repunte del virus se atribuye al descuido de unos trabajadores sanitarios, que dejaron de usar la mascarilla.

Cuarentenas forzosas

La lucha contra el SRAS ha sido especialmente dura. Cuando los casos diagnosticados se comunicaban a cientos por día, las autoridades sanitarias de China, Taiwán, Hong Kong y Canadá optaron por poner a los ciudadanos en cuarentenas forzosas. En Pekín y Nanjing (capital de la provincia meridional de Jiangsu), más de 26.000 personas fueron aisladas. Lo mismo sucedió en el resto de estos países, donde miles de ciudadanos fueron obligados a permanecer encerrados en casa o trasladados a recintos habilitados para los enfermos de neumonía, bajo amenaza de multa e incluso de cárcel.

No obstante, las medidas más estrictas fueron anunciadas por la República Popular China. «Las personas que propaguen de manera intencional agentes patógenos de enfermedades contagiosas, que pongan en peligro la seguridad pública o conduzcan a serios daños personales, muertes o costosas propiedades públicas o privadas, serán castigadas con diez años de cárcel, o cadena perpetua o muerte», informó en mayo el poder judicial chino, después de hacer una revisión de la ley vigente sobre enfermedades infecciosas.

Bajas políticas

Pero la neumonía atípica no ha tenido sólo efectos sobre la salud de miles de ciudadanos. También ha causado importantes bajas políticas. Primero fue el ministro chino de Sanidad, Zhang Wenknag, que renunció a su cargo a finales de abril tras ser acusado de ocultar los datos reales sobre la propagación del SRAS en su país. Dos semanas después le tocó a su homólogo taiwanés, Twu Shiing-jer, que tuvo que dejar su escaño tras recibir duras críticas «por haber sido incapaz de controlar la epidemia en la isla y por el número de ciudadanos que fueron infectados a lo largo del mes de mayo».

Asimismo, las repercusiones económicas de la neumonía atípica no tuvieron límites y en pocas semanas pusieron en serio peligro el futuro de un potente sector turístico. Las recomendaciones hechas por los Gobiernos de los países de medio mundo, y por los propios responsables de la OMS, de no viajar a las regiones más afectadas, provocaron durante algún tiempo una avalancha de cancelaciones de vuelos a los países del Sureste Asiático.

En las últimas previsiones del Banco Mundial, anunciadas en abril, se apuntó que la neumonía rebajaría el crecimiento de Asia a niveles del 5% este año. Las zonas más dañados serán China y Hong Kong. Sus economías crecerán el 7,2% y el 2%, respectivamente, frente al 8% y al 2,3% que alcanzaron durante el pasado año.

Por sectores, el más perjudicado a corto plazo será el de los servicios -especialmente el turismo y el pequeño comercio-. El turismo supone alrededor del 3% del Producto Interior Bruto (PIB) de la zona y ha caído más del 10% desde febrero. En el sector del transporte, las aerolíneas registraron pérdidas millonarias por la cancelación de vuelos.

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