Células madre

Enfermedades como el Alzheimer o la diabetes podrían curarse gracias a ellas
Por Alex Fernández Muerza 5 de mayo de 2004

Los últimos avances científicos con células madre abren enormes posibilidades en la lucha contra enfermedades como la diabetes o el Alzheimer. Sin embargo, todavía quedan muchos años de trabajo y muchas barreras por superar, no sólo científicas, sino también éticas y jurídicas.

Últimos trabajos

Una célula madre, como indica su apellido, es un tipo de célula capaz de ser progenitora de otros tipos de células. Básicamente, son una especie de comodín, puesto que pueden transformarse en las células especializadas de los órganos y los tejidos de nuestro cuerpo. Además, pueden renovarse constantemente mediante división celular, es decir, de unas pocas células madre pueden surgir en unos meses millones con las mismas características que sus predecesoras. Por ello, los científicos han visto en ellas un campo de investigación de enorme interés como fuente inagotable para reparar tejidos y órganos, y enfermedades que tienen su base en la degeneración y muerte celular, como el Alzheimer, el Parkinson o la paraplejía podrían ser curadas utilizando estas células. No obstante, existen todavía muchas incógnitas por resolver sobre esta transformación, y no está claro que puedan utilizarse para todas las posibilidades que en principio parecen presentar.

Los investigadores tienen abiertas varias líneas de trabajo, todas con sus ventajas y sus inconvenientes, si bien la investigación con células madre embrionarias es la que en la actualidad aporta mayores posibilidades. Bernat Soria, catedrático de Fisiología y director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández, de Elche, lo tiene claro: “Si vamos a un embrión, nos encontramos con células que tienen todas las puertas abiertas. Pueden transformarse en cualquier tipo celular, por eso las células embrionarias son tan valiosas. Si vamos al feto, ya está mucho más limitado. Y si vamos al adulto, nos encontramos con células que sólo sirven para hacer una cosa.”

La investigación con células madre embrionarias recibía recientemente un considerable empuje. Un equipo de la Universidad Nacional de Seul, en Corea, lograba la primera línea celular por transferencia nuclear, la llamada clonación terapéutica, puesto que hasta ese momento sólo se había conseguido a partir de un embrión normal. De esta manera, los investigadores coreanos han abierto la posibilidad de conseguir células madre compatibles con el donante del núcleo de la célula, lo que hasta ese momento parecía que no iba a ser posible.

Un equipo de científicos del Imperial College, de Londres, ha conseguido transformar células madre embrionarias de ratón en un tipo de células pulmonares, en concreto las que se necesitan para el intercambio de aire. En palabras de Anne Bishop, del Centro de Medicina Regenerativa e Ingeniería Tisular del Imperial College, “hemos conseguido, por primera vez, uno de los tejidos que se pueden crear”.

Por su parte, las células madre de adultos sortean el grave problema de la compatibilidad, puesto que al ser el mismo sujeto el donante y el receptor de las células que se transfieren, se evita cualquier tipo de rechazo. Asimismo, no tienen que realizar un viaje tan largo como el de las embrionarias para transformarse en células de un determinado tejido u órgano, pues están ya más diferenciadas, lo que facilita mucho la labor de los científicos de orientar el desarrollo celular. Sin embargo, ofrecen muchas resistencias a su manipulación, y, aunque cada vez se avanza más en este sentido, todavía no se sabe si las células madre de adultos serán capaces de transformarse en todas las células del organismo humano.

En Estados Unidos, científicos de la escuela de medicina de la Universidad de Pittsburgh han demostrado que la terapia con células madre podría ayudar a reparar fallos en el corazón. Si bien investigaciones anteriores habían mostrado el potencial de las células madre adultas para provocar el crecimiento de los músculos y las venas del corazón, éste es el primer estudio que lo confirma. Desde el Instituto de Células Madre de la Universidad de Minnesota, dirigido por Catherine Verfaillie, se asegura que las células madre de médula ósea de adultos pueden convertirse en células similares a las hepáticas. El hallazgo demuestra que este tipo de células madre adultas son capaces de segregar sustancias y elementos que, habitualmente, se encuentran en el hígado. Para los investigadores, estas células modificadas podrían resultar muy útiles en el tratamiento de algunos tipos de cirrosis e insuficiencias hepáticas, y supondrían además una valiosa fuente de células para pacientes con enfermedades genéticas del hígado.

No obstante, no todos los científicos piensan que las células madre pueden ser tan útiles. Arvid Carlsson, Premio Nobel de Medicina del año 2000, ha confesado su pesimismo frente al trasplante de células madre para tratar enfermedades neurodegenerativas: “el trasplante de células madre podría tener resultado en un pequeño grupo de pacientes, pero no es un campo muy optimista para estos afectados”. De todos modos, ha reconocido las expectativas abiertas por las células madre para apoyar la terapia farmacológica, aunque considera que “hasta dentro de 15 años, al menos, no habrá algo para aliviar los trastornos degenerativos, y que hay que insistir en mejorar la calidad de vida de estos pacientes”.

Debate ético y legislación

La principal controversia sobre las células madre tiene que ver con el modo en que son obtenidas. Dado que responder hasta qué punto es ético utilizar fetos o embriones humanos es complejo, la legislación existente al respecto varía de unos países a otros. Hay legislaciones, como la británica, que cuentan con amplios márgenes de tolerancia, siendo el Reino Unido el primer estado que autorizó por ley, en febrero de 2002, la clonación de embriones humanos con fines terapéuticos y creó el primero banco de células embrionarias.

Por su parte, España ha sido muy reacia en materia legislativa y política a este tipo de investigaciones. Por un lado, el Código penal prohíbe desde 1995 la utilización de embriones con fines distintos de la reproducción, al igual que el Convenio Europeo de Derechos Humanos y Biomedicina, de 1996, que España ratificó dos años después. Por otra parte, el Gobierno español se ha mostrado contrario a este tipo de investigaciones, y así lo ha dejado en evidencia por ejemplo en su ley estatal de Reproducción Asistida.

Las células madre en España

A pesar de las trabas políticas y jurídicas, España cuenta con varios equipos de investigación importantes. Bernat Soria consiguió en 2000 generar células beta -encargadas de la secreción de insulina- en ratones a partir de las células madre embrionarias, lo que suponía un gran paso hacia la curación de la diabetes. Sin embargo, al ser el único científico español que admitió que trabajaba con células madre embrionarias, fue expedientado, por lo que tuvo que trasladar sus investigaciones a Reino Unido y Singapur.

En la actualidad, gracias a la decisión de la Junta de Andalucía de impulsar los trabajos con células madre embrionarias, ha regresado. En este sentido, Andalucía es una de las comunidades que más está apoyando las investigaciones con células madre, y de hecho, Granada cuenta con el primer banco de células madre de España.

En Valladolid, Francisco Fernández Avilés, director del Instituto de Ciencias del Corazón del Hospital Clínico de dicha provincia, investiga con células madre de médula ósea en personas que han sufrido infartos agudos, para posibilitar su transformación en células del músculo cardiaco. Asimismo, la doctora Rosario Luquin, especialista del departamento de Neurología de la Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra y vicepresidenta de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en colaboración con el doctor Felipe Prósper, responsable del área de Terapia Celular, están desarrollando una línea de investigación experimental basada en células madre adultas con capacidad de transformarse en neuronas y de integrarse en el cerebro con el fin de mejorar las lesiones del Parkinson.

Para dentro de unos años, Barcelona contará con uno de los centros más ambiciosos del mundo en investigación con células madre, con 70 investigadores y un presupuesto garantizado de seis millones de euros anuales, gracias al acuerdo suscrito por el Ministerio de Sanidad, dirigido en aquel momento por la popular Ana Pastor, y la Generalitat, y será dirigido por Juan Carlos Izpisúa, biólogo del Salk Institute de Estados Unidos. Está previsto que el instituto, que se llamará oficialmente Centro de Investigación en Medicina Regenerativa de Barcelona (CIMRB), esté a pleno rendimiento en el 2006, aunque algunas unidades ya podrían funcionar este mismo año.

No obstante, y al margen de las consideraciones éticas, los científicos tienen todavía muchísimo trabajo por delante. Según Bernat Soria, podrían pasar 10 ó 15 años antes de que se lleguen a conocer procedimientos que se puedan estandarizar, lo cual abriría esperanzas para el siguiente paso, que sería programar que las células madre se conviertan en el tejido deseado. “Pero para eso tenemos que investigar con embriones y con transferencia nuclear”, apostilla. Pedro Muniesa, del Departamento de Anatomía, Embriología y Genética de la Universidad de Zaragoza, quien afirmaba recientemente en unas jornadas en la capital aragonesa que se trata de un “campo tan amplio y con tantos flecos” que necesita mucha investigación básica. Por el momento y hasta que se materialicen esas opciones, los trasplantes son hoy por hoy el recurso con el que cuentan este tipo de enfermos.

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