Científicos catalanes descubren que la Viagra es eficaz contra el llamado mal de altura

Aseguran que reduce la hipertensión en un 15% en reposo y en situación de esfuerzo físico, en un 13%
Por EROSKI Consumer 11 de abril de 2005

El sildenafilo, principio activo de la Viagra (el fármaco contra la impotencia), ayuda también a contrarrestar los efectos del mal de altura, o de montaña, en el organismo humano, según ha concluido un grupo de científicos del departamento de Fisiología de la Universidad de Barcelona (UB), del Instituto de Estudios de Medicina de Montaña y del Hospital de Bellvitge de la capital catalana.

El mal de altura es un trastorno físico provocado por la baja presión atmosférica que afecta a los escaladores, esquiadores y excursionistas. Incide en el sistema nervioso, los pulmones, los músculos y el corazón. En la mayoría de los casos, los síntomas (mareo, taquicardia, dolores musculares y de cabeza, dificultad para respirar y andar) son leves y van disminuyendo a medida que la persona que sufre estas molestias va bajando a latitudes inferiores. Pero hay casos más graves en los cuales se puede producir un edema pulmonar -líquido en los pulmones- o cerebral, y tener serias dificultades para respirar, y a veces la persona puede entrar en coma y fallecer.

El estudio destaca que, en condiciones de descanso, la administración del fármaco reduce la hipertensión en un 15% y en situación de esfuerzo físico, en un 13%. Los científicos piensan, por tanto, que la Viagra podría mejorar sustancialmente el «estado de climatización» del cuerpo de los escaladores y aumentar sus posibilidades de acceder a la cumbre de una montaña, si bien los resultados de la investigación son de momento preliminares.

El trabajo se realizó con la participación de 14 voluntarios divididos en dos grupos: el primero consumió un placebo (píldora sin eficacia terapéutica), mientras que el segundo tomó el principio activo de la Viagra.

Posteriormente, los científicos analizaron la función respiratoria y cardiaca de los voluntarios en condiciones de reposo y ejercicio, tanto a nivel del mar como simulando condiciones de 5.000 metros de altura, y pudieron determinar que los que habían consumido el fármaco resistían mucho mejor la hipertensión arterial pulmonar.

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