Científicos de EE.UU. identifican una resistencia natural frente al VIH

Este hallazgo puede abrir las puertas al desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas contra el sida.
Por EROSKI Consumer 10 de agosto de 2002

Un nuevo tipo de resistencia natural a la infección producida por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) ha sido detectado en laboratorio por científicos ingleses y de EE.UU. Aunque serán necesarias más investigaciones, este hallazgo puede abrir las puertas al desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas contra el sida.

Un equipo de investigadores ingleses del Kings College de Londres y estadoudinenses de la Universidad de Pensilvania aseguran que han identificado un gen que actúa como un escudo frente al proceso infeccioso del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el sida. Michael Malim y Ann Sheehy han denominado a este gen «Cem 15», tras estudiar «in vitro» células infectadas por el virus del sida. Según publicaron en «Nature», se trata de un tipo de resistencia natural a la actividad viral que puede servir para sintetizar nuevos medicamentos antirretrovirales.

En opinión de estos investigadores, el «Cem 15» es capaz de detener la infección en el organismo, pero suele ser desactivado por la proteína «vif» (factor de infectividad virión), sin que por el momento se conozca este mecanismo.

«Hemos encontrado una serie de significativos aspectos que podrían abrir la puerta a nuevos tratamientos contra el virus del sida», aseguró Michael Malim, tras recordar que la proteína «vif» es fundamental en el proceso infeccioso ya que neutraliza determinados sistemas de defensa de las células sanas. El futuro trabajo de este investigador se centrará, antes de realizar pruebas con humanos, en conseguir un sistema que pueda bloquear la acción de esa proteína.

Este hallazgo -aún en sus fases iniciales, por lo que tendrá que ser objeto de nuevos trabajos para conocer las funciones concretas de la proteína «vif»- recuerda a las 43 prostitutas de Kenia que mostraron inmunidad natural contra el virus del sida durante diez años. En enero de 2000, científicos británicos confirmaron que habían perdido ese «escudo genético» que estaba sustentado por el papel de unas quimioquinas.

Cada vez es mayor el número de manifestaciones patológicas en las que, de una u otra forma, las quimioquinas están involucradas en ellas, como por ejemplo procesos inflamatorios, enfermedades degenerativas del sistema nervioso, alteraciones cardiovasculares, rechazo crónico de trasplantes, crecimiento y diseminación de tumores y el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida.

El virus de la inmunodeficiencia humana invade las células uniéndose a dos proteínas de su membrana, una CD4 y un receptor de quimioquinas. Hace cinco años que un equipo de investigadores del Departamento de Inmunología y Oncología del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), dirigidos por Carlos Martínez, publicó en «Nature» los resultados de un trabajo sobre las quimioquinas «CCR5» y«CXCR4» y el papel que desempeñan en el retraso del desarrollo de la enfermedad de dos a cuatro años.

Entre el 10 y el 20 por ciento de la población tienen de forma natural una mutación en uno de estos receptores, el CCR2, que cuando resultan infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana retrasan la aparición de la enfermedad. Esta mutación -como demostraron estos científicos- se corresponde con una disminución de los receptores más comúnmente utilizados por el VIH, el «CCR5» y el «CXCR4», sin saber muy bien cuál es la causa que lo provoca.

Ese receptor alterado, al unirse a la quimioquina correspondiente, es capaz de dimerizar, agregarse con otros receptores activados a su vez por su respectivo ligando (entre ellos las dos quimioquinas mencionadas). De esta forma, la dimerización con esos receptores los inhabilita para unirse al virus, por lo que no puede entrar en la célula y la enfermedad tiene un progreso mucho más lento.

Este proceso, que se conoce con el nombre de heterodimerización de receptores, es fundamental en el conocimiento de los mecanismos moleculares implicados en la señalización por receptores de quimioquinas, pero fundamentalmente ofrece una explicación de por qué algunas factores quimotácticos bloquean la infección del virus del sida.

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