La lucha contra el sida continúa en docenas de laboratorios repartidos por todo el mundo, donde equipos multidisciplinares de científicos ensayan en la actualidad con 32 posibles vacunas. Es probable que la mayoría de los intentos fracasen, que tengan que suspenderse antes de que comiencen las pruebas de experimentación con humanos. Pero, de momento, al menos dos de esas tentativas han llegado ya a la que los expertos llaman fase tres, la previa a la comercialización de cualquier fármaco.
La obtención de una vacuna eficaz no será fácil. En 1984, cuando se identificó el virus causante de la inmunodeficiencia humana, la entonces secretaria del Departamento de Salud y Servicios Sociales de Estados Unidos, Margaret Heckler, se apresuró a afirmar que el remedio definitivo llegaría en el plazo de dos años. Casi dos décadas después, ya nadie se atreve a concretar una fecha. Hoy se conoce mejor que antes esta terrible enfermedad y se sabe mejor que nunca de las dificultades que entraña dar con la fórmula eficaz. En este terreno «es mejor no correr; podemos encontrarnos en un callejón sin salida», advierte el investigador español José Alcamí, que trabaja en la Unidad de Inmunopatología del Sida, del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.
Cinco cepas
Lograr la vacuna deseada tiene dos obstáculos. El principal es la asombrosa capacidad del virus para mutar, lo que le permite eludir con facilidad la acción del anticuerpo que debería derrotarlo. Uno de los grandes descubrimientos de la reciente conferencia de Barcelona fue precisamente éste: las células del cuerpo que deberían atajar y poner freno al avance del VIH, los linfocitos, son las que más fácilmente caen derrotadas ante su presencia.
La existencia de cinco tipos de virus -cepas- diferentes complica aún más la situación. Cada una de estas clases de VIH afecta a una zona distinta del mundo. En Europa y Estados Unidos, por ejemplo, predomina el llamado subtipo B, mientras que en la región subsahariana de África, la más castigada por la enfermedad, el más extendido es el llamado subtipo C. A partir de esas cinco grandes familias, han surgido, además, nuevas formas.
El presidente de Seisida, la Sociedad Española Interdisciplinar sobre el Sida, Rafael Nájera, afirma que el virus ha desarrollado ya 25 mutaciones genéticas diferentes desde el inicio de la epidemia. Su equipo ha identificado en España, concretamente en Galicia, una nueva mutación, la primera detectada en Europa Occidental, que se transmite con facilidad entre los usuarios de drogas.
Una de las principales reivindicaciones de la comunidad científica internacional para los laboratorios que trabajan en la vacuna está ligada con la versatilidad del VIH. «Debemos buscar vacunas universales contra el sida», que valgan tanto para el primero como para el tercer mundo, «porque de lo contrario el virus irá siempre por delante de nosotros», advierte el experto Lawrence Corey, responsable del programa de enfermedades infecciosas del centro Fred Hutchinson de Seattle, en Washington.
Congreso mundial
El más prometedor ensayo de vacuna profiláctica contra el sida en el mundo comenzará a realizarse muy pronto, antes de fin de año, en Tailandia, país que acogerá en 2004 el próximo congreso mundial. Más de 16.000 voluntarios participarán en el experimento, que se prolongará durante cinco años. La vacuna que probarán consta de dos preparados. Uno está diseñado a partir de un virus que incorpora genes del VIH; el otro induce anticuerpos que bloquean su entrada en las células sanas.
Los resultados del otro experimento que se encuentra en fase 3 se conocerán previsiblemente el próximo año. La Organización Mundial de la Salud (OMS) todavía no se pronuncia. «El mundo espera una vacuna, pero no será la varita mágica que traiga la solución», puntualiza el coordinador de la iniciativa conjunta para estas investigaciones de la OMS, José Esparza, quien cree que el camino será lento. Entretanto, los avances en el campo de la genética y el desarrollo de las vacunas terapéuticas, para la estimulación de las defensas en las personas infectadas, abrirán nuevos horizontes a la investigación.