Hasta la fecha era una idea extendida afirmar que las diferentes fases de la luna influían en el aumento de actitudes violentas. Pues bien, desde ahora esta teoría queda desechada gracias a un estudio de investigadores del Hospital Universitario de La Candelaria, en Tenerife, que han constatado que la fase en que se encuentre la luna no tiene incidencia alguna en la frecuencia de actos violentos. El trabajo, realizado por el médico Salvador Núñez, la epidemióloga Lina Pérez y el matemático Jaime Aguirre, pertenecientes a la unidad de investigación del centro sanitario, recoge el análisis de 1.100 casos de pacientes atendidos durante un año en el servicio de urgencia por haber sufrido actos violentos o agresiones.
Publicado en la revista ‘European Journal of Emergency Medicine’, este estudio deja claro que esta creencia popular tiene más que ver con la curiosidad literaria que con una visión científica sólida. La investigación partió de un informe sobre la violencia centrado especialmente en la doméstica.
Partiendo de los datos obtenidos en este trabajo, se hizo una correlación con las fases lunares ya que, según explicó Salvador Núñez, hasta en los mismos servicios de urgencias cuando hay luna llena o alguna fase lunar especial se dice que «hoy habrá movida». Los autores del trabajo querían saber qué había de verdad en ese mito popular de la influencia de la luna en los comportamientos agresivos. Para realizar el trabajo, analizaron las lunas en las fases de llena, nueva e intermedia, y se constató que no hay relación alguna entre la luminosidad lunar y el número de víctimas por violencia.
Según opinan los propios autores, el comportamiento humano está sometido no sólo al ciclo lunar, sino a numerosos ciclos biológicos, entre ellos el llamado circadiano, que representa el ‘reloj biológico’ del hombre. Controla la producción de determinadas hormonas producidas durante periodos de noche y de día y que supone cambios fisiológicos.