El CSIC cree que la administración de estatinas a individuos no infectados por VIH podría hacerles más resistentes frente al virus

Su presidente espera que las nuevas aplicaciones de este fármaco puedan ser preventivas contra el sida
Por EROSKI Consumer 18 de agosto de 2004

El presidente del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Carlos Martínez, declaró ayer que «tenemos que estudiar más en detalle la posibilidad de que las estatinas puedan actuar no sólo de forma terapéutica, sino como tratamiento profiláctico». Se refería así al nuevo descubrimiento de científicos españoles en la carrera contra el sida, en la que han hallado posibilidades terapéuticas en las estatinas, unos fármacos contra el colesterol.

Martínez indicó que el tratamiento profiláctico, es decir, la administración de estatinas en individuos no infectados, podría hacerles más resistentes frente a una infección por el VIH, y dijo que éste es uno de los puntos más importantes tras el hallazgo de que las estatinas pueden servir como tratamiento terapéutico contra el sida.

«Lo que nosotros hemos hecho en el laboratorio es el resultado de cinco años de investigación, donde habíamos identificado previamente que la inhibición o eliminación del colesterol de la membrana de los linfocitos hacía estas células más resistentes a la infección con el VIH», explicó el especialista.

Ventajas

El tratamiento en pacientes con medicamentos que inhiben la producción del colesterol tiene muchas ventajas, según el presidente del CSIC, ya que impide que el virus del sida entre en el interior de la célula y la infecte y al mismo tiempo que los virus puedan salir de las células que han sido infectadas.

Como consecuencia de ello, «la carga viral o número de virus que están presentes en el torrente circulatorio de los pacientes infectados disminuye con las estatinas entre cien y diez veces».

Además, el tratamiento con estos fármacos es menos tóxico y tiene menos efectos secundarios que las terapias con antirretrovirales. Otra ventaja es que permiten reducir el número de pastillas y abaratar el tratamiento, ya que los antirretrovirales son muy caros.

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