El envejecimiento de la población dispara la incidencia de las enfermedades cardiovasculares

Más del 90% de muertes por causas cardiovasculares se produce entre los mayores de 65 años
Por EROSKI Consumer 20 de noviembre de 2006

El enorme aumento de las enfermedades cardiovasculares debido al envejecimiento poblacional amenaza con colapsar los sistemas sanitarios. Por ello, los 18.743 especialistas reunidos en las Sesiones Científicas de la Asociación Estadounidense del Corazón, AHA 2006, han coincidido en la necesidad de adoptar medidas urgentes, tanto en prevención como en investigación, para evitar una catastrófica «crisis cardiovascular».

«El sistema va a ser insostenible por estas enfermedades. O se implica todo el mundo en prevenir, o no habrá posibilidad de manejo razonable. Y tendrá consecuencias en el desarrollo económico», señaló el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), Luis Alonso Pulpón.

El acento, en la prevención

La generación del «baby boom» está próxima a jubilarse, y el número de mayores de 65 años se duplicará en apenas 25 años. Pero no sólo en EE.UU., sino también en Canadá y Australia. Además, en Japón y en países europeos como Italia, Alemania y la propia España (18%), la población mayor ya es proporcionalmente más numerosa, y todo indica que esa tendencia (la esperanza de vida española es de 83,2 años en las mujeres y 76,7 en los hombres) se mantendrá.

Las consecuencias cardiovasculares serán enormes, porque más de nueve de cada diez muertes en ese ámbito (España registra 125.000 anuales) se producen en mayores de 65. Y de ahí la insistencia de los cardiólogos en urgir medidas que «no sólo corresponden a las autoridades, sino a la propia sociedad», dijo Pulpón.

Los especialistas apuestan por poner más el acento en la prevención que en el tratamiento, implicando a todos los agentes sanitarios y no sólo a facultativos, y estableciendo incentivos a la calidad y eficiencia antes que al número de actuaciones médicas y pruebas diagnósticas. Los ciudadanos también deben poner de su parte, adoptando estilos de vida preventivos (no fumar, hacer ejercicio, llevar una dieta saludable, vigilar su tensión y colesterol) y cumpliendo a rajatabla los tratamientos.

La esperanza de vida aumentaría en siete años si se eliminaran las enfermedades cardiovasculares

Los responsables sanitarios deberían priorizar, advirtió Raymond Gibbons, presidente de la AHA, la investigación biomédica y la prevención en ese campo.

El presidente de la AHA remachó la necesidad de implicar a todos los agentes sanitarios, estableciendo incentivos a la calidad y eficiencia antes que al número de actuaciones médicas y pruebas diagnósticas. Y, por supuesto, dando un papel central al ciudadano. Al menos en dos aspectos tan claves, como la adopción de estilos de vida preventivos (no fumar, hacer ejercicio, llevar una dieta saludable…) y el cumplimiento terapéutico, donde cada descuido supone un gran fracaso en el tratamiento.

La suma de esa «irresponsabilidad sanitaria» de los poderes públicos y de la ciudadanía puede medirse, según los especialistas de la Red de Estocolmo, en siete años de esperanza de vida, que es el tiempo que se elevaría ésta si, en un escenario ideal, se eliminaran las enfermedades cardiovasculares.

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