España quiere evitar que la neumonía asiática llegue al país. Además de las recomendaciones del Ministerio de Sanidad y Consumo, que aconseja no viajar a las provincias chinas afectadas, Hong Kong, Hanoi (Vietnam), Singapur y Toronto, así como extremar la vigilancia en aeropuertos, se añade la restricción de los productos importados de los países afectados por esta enfermedad.
El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó ayer una resolución del departamento que dirige Ana Pastor, por la que se adoptan medidas especiales de protección sanitaria en relación con la importación de ciertas mercancías procedentes de las zonas de países terceros afectados por la llamada neumonía asiática. La resolución refleja que la evolución de esta enfermedad y «las incertidumbres científicas en cuanto a los mecanismos de transmisión» son el motivo para tomar estas medidas especiales.
Así, y entre otros puntos, se establece que cuando se presenten para su importación en el territorio nacional partidas de materias contumaces (trapos, cordeles, ropa…) procedentes de los países terceros afectados, los operadores económicos deberán presentar un certificado oficial de desinfección.
Medidas similares ya se han puesto en marcha en otros países. Pero, lo cierto, es que estas iniciativas preventivas llevan parejos otros efectos. El impacto social y económico ocasionado por esta epidemia ha obligado al gobierno chino a romper el silencio oficial y cooperar con la Organización Mundial de la Salud (OMS). «La economía china nunca había sentido el impacto de un acontecimiento global de este calibre», asegura Christian Murck, presidente de la Cámara de Comercio Estadounidense de Pekín. El efecto económico, junto al miedo al contagio, ha provocado que muchas empresas se planteen hacer las maletas y dejar su actividad en el país.
