Gafas de sol: ¿sabes qué categoría tienen tus lentes?

En base a las cinco categorías de filtro solar que existen, las lentes son más claras u oscuras y permiten que pase más o menos luz
Por Eva San Martín 2 de agosto de 2019
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Imagen: Pexels

Las gafas de sol para todo no existen. No son lo mismo unas lentes para conducir que para andar por la calle un día nublado, ir a la playa o esquiar. Por eso, para comprar unas gafas de sol que se ajusten a tus necesidades debes atender también a su categoría. Conoce cuáles hay, además de otras claves que diferencian unas gafas falsas de unas homologadas.

Las lentes de tus gafas de sol deben actuar siempre como filtro ante la luz y sus posibles reflejos. Deben protegerte del sol. Según su intensidad, se clasifican en grados, que determinan sus usos y limitaciones, pero no su protección contra los rayos UV; las gafas de categoría superior son simplemente más oscuras, pero protegen lo mismo.

  • Categoría 0. Lentes muy claras, que dejan pasar entre un 81 y un 100 % de la luz. Su función resulta puramente estética y no constituyen una opción recomendable para bloquear la luz del sol.
  • Categoría 1. Ligeramente coloreadas, permiten la entrada de entre un 44 y un 80 % de la luz. Son solo aconsejables con luz de intensidad baja; por ejemplo, para pasear por la ciudad un día nublado.
  • Categoría 2. Presentan un tinte medio y dejan entrar entre un 19 y un 43 % (absorben el 81 al 57 %) de la luz. Son aconsejables con una intensidad de luz baja o media.
  • Categoría 3. Permiten el paso de entre un 8 y un 18 % de los rayos lumínicos. Este tipo de gafas sí constituyen una buena opción para protegerse en condiciones de intensidad solar media o alta, como las presentes durante la primavera y el verano.
  • Categoría 4. Casi opacas, apenas permiten el paso de entre un 2 y un 7 % de la luz. Aconsejables cuando la intensidad de la luz es muy alta, como en la playa, en la nieve o en la alta montaña, con elevada reflexión de los rayos.

El peligro de las gafas falsas

  • Sin gafas de sol, los rayos UV llegan al ojo. La pupila está más cerrada, lo que hace que llegue una menor cantidad de estos rayos.
  • Con unas gafas sin homologar, los rayos UV llegan al ojo. La córnea está más abierta que si no lleváramos gafas, por lo que recibe una mayor cantidad de rayos UV y el daño es mayor.
  • Las gafas homologadas ofrecen una protección total contra los rayos UV. Estos rayos rebotan en el cristal y no llegan al ojo.
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