Oxitocina para el autismo

La hormona oxitocina podría ayudar a las personas con autismo a desarrollar sus habilidades sociales y comunicativas, según una investigación reciente
Por José Andrés Rodríguez 31 de enero de 2014
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Imagen: Lente Quente

El autismo es un trastorno que dura toda la vida ya que no hay ningún tratamiento que lo cure, aunque las terapias psicológicas y farmacológicas logran mejorar la calidad de vida de las personas que padecen este problema. Una reciente investigación señala que la hormona oxitocina podría ayudar a las personas afectadas a desarrollar su habilidad para empatizar y conectar socialmente con los demás. En este artículo se explica qué efecto produce la oxitocina en determinadas áreas del cerebro de quienes sufren autismo.

Dificultades en la comunicación verbal y no verbal, incapacidad para mantener el contacto visual con otras personas, problemas para las relaciones personales, comportamientos extraños y repetitivos… El autismo es un trastorno que suele manifestarse antes de los tres años de edad. Pero los padres, los profesores o los profesionales sanitarios acostumbran a detectar que algo extraño le pasa al niño antes de los 18 meses.

Hay diversas formas de autismo en función de la gravedad de los síntomas. Muchos afectados pueden llevar una vida normal. En cambio, otras tienen serias dificultades para mantener relaciones personales o integrarse en la escuela o la vida laboral. Y aunque es un trastorno incurable, los tratamientos psicológicos y farmacológicos pueden ayudar a las personas con autismo a reducir sus síntomas.

Autismo y el efecto de la oxitocina en el cerebro

Las terapias cognitivo-conductuales son las que más eficacia han demostrado para el tratamiento del autismo

Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Yale (EE.UU.) y la Universidad Bar-Ilán (Israel) abre una nueva posibilidad terapéutica para mejorar la calidad de vida de las personas que padecen autismo. Se trata de la oxitocina, también conocida como la «hormona del amor», ya que se halla implicada en el fortalecimiento de las relaciones sociales.

En el estudio participaron 17 niños y adolescentes con este trastorno. Los científicos les administraron oxitocina con un espray nasal y les pidieron que describieran imágenes de ojos (las personas con diabetes tienen problemas para conectar con este tipo de estímulos sociales) o imágenes de vehículos. Luego, les dieron un placebo también con un espray y les pidieron que realizaran la misma actividad. A la vez que los niños y adolescentes describían las imágenes, los investigadores analizaron mediante resonancia magnética funcional la actividad cerebral de las áreas relacionadas con el trastorno. Los resultados mostraron que, tras la administración de oxitocina, se activaban de manera temporal las áreas del cerebro relacionadas con la percepción social cuando los niños y adolescentes describían imágenes de ojos, algo que no ocurría cuando se les daba un placebo.

Oxitocina como ayuda en el tratamiento psicológico

La activación de estas áreas cerebrales solo se produjo durante la descripción de las imágenes y no se observaron cambios en la vida cotidiana de los niños y adolescentes que participaron en la investigación. Por tanto, los autores del estudio son prudentes y no afirman haber descubierto un remedio contra el autismo.

En un artículo publicado en 2012 en la revista ‘Molecular Autism’ por otro grupo de investigadores, estos también explican que administraron oxitocina cada día durante seis semanas a adultos con autismo con resultados similares, y que apenas se produjo mejoría en su funcionamiento social.

En todo caso, los científicos que realizaron el experimento con niños y adolescentes escriben en su artículo, publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Science’, que «la administración de oxitocina podría ser eficaz si se realiza justo antes de las sesiones de terapia cognitivo-conductual«. Estas terapias están enfocadas a que las personas afectadas mejoren sus habilidades sociales y comunicativas y son las que más eficacia han demostrado para el tratamiento de este trastorno.

Tres datos sobre el autismo
  1. El autismo afecta más a los niños que a las niñas. Según el Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades en EE.UU., los chicos tienen cinco veces más riesgo de padecer el trastorno.
  2. No se conoce la causa del autismo. En el libro Manual de Psiquiatría del Niño y el Adolescente, coordinado por los psiquiatras César Soutullo Esperón y María José Mardomingo Sanz, se señala que “los hermanos de un afectado tienen una probabilidad 20 veces más alta que el resto de la población general de padecer el síndrome”.
  3. Por regla general, los síntomas iniciales del trastorno se dan antes de los tres años: el niño no muestra interés por otras personas o les tiene miedo, es especialmente irritable o hace movimientos extraños con los ojos y no adquiere las conductas sociales que sí muestran otros pequeños de su edad (como mirar a la cara). El no desarrollo del lenguaje a partir de los tres años de edad es una de las señales que más hacen sospechar que el niño puede padecer autismo.
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