La Asociación Española de Pediatría (AEP) aconseja que los adolescentes no usen los videojuegos durante más de dos horas seguidas al día, ya que esto puede causar «adicción a las pantallas». La asociación, que reconoce ciertos beneficios cuando se da un uso racional de estos juegos, advierte de los peligros asociados a una excesiva dependencia de los mismos.
Cuando el niño alcanza la adolescencia, abandona los juguetes clásicos para incorporar otros más sofisticados de estructura electrónica, como ordenadores o videojuegos, explica el coordinador del Comité de Seguridad y Prevención de Accidentes de la AEP, el doctor Jordi Mateu. «Es en esta etapa cuando los padres deben estar más pendientes del juego de sus hijos y de su contenido», apunta Mateu, que admite que estos juegos electrónicos pueden ayudar a medir las habilidades del jugador y acrecentar la autoestima del niño «si se utilizan con mesura».
Sin embargo, «cuando el niño se desentiende de sus amigos, desconecta de su familia y se refugia en el mundo de los audiovisuales», puede acabar en una «adicción a las pantallas», alerta. El principal problema es que «este enganche exclusivo impide al niño relacionarse con el mundo real que le envuelve». Menores con cierta fragilidad en su personalidad, que son inhibidos, introvertidos e inseguros, «pueden llegar a desconectarse del mundo real», explica el doctor.