La bronquiolitis es ya la primera causa de ingreso hospitalario de bebés durante el invierno

Aunque esta enfermedad es benigna en la mayoría de los casos, sus síntomas suelen provocar angustia a los padres
Por EROSKI Consumer 19 de diciembre de 2005

La bronquiolitis, una infección con inflamación de los bronquiolos que afecta sobre todo a lactantes menores de un año, origina 150.000 consultas pediátricas anuales y se ha convertido ya en la primera causa de ingreso hospitalario de bebés durante el invierno. Aunque benigna en el 90% de los casos, sus síntomas -dificultad para respirar, sibilancias en el pecho, ruidos respiratorios- suelen provocar angustia a los padres y llevarlos a acudir a Urgencias.

Esta enfermedad es más frecuente en los meses invernales, coincide con la temporada de gripe y tiene como causa principal al virus respiratorio sincitial (VRS), presente en el 80% de los casos. Según Antonio Nieto, alergólogo infantil del Hospital La Fe de Valencia, este virus catarral afecta a la gran mayoría de los niños, pues «a los tres años, casi todos han tenido contacto con el VRS, aunque sólo una parte desarrolla sibilancias». La bronquiolitis propiamente dicha, apunta José Luis Montón, pediatra del madrileño Centro de Salud Mar Báltico, es más habitual en el primer año, sobre todo en los lactantes de tres a seis meses.

Montón subraya que la enfermedad suele ser leve, moderada y «manejable en Atención Primaria», con controles médicos cada dos o tres días y seguimiento telefónico del cuidado del bebé que realiza la familia en su hogar. En los casos benignos se aconseja una buena hidratación del niño, la correcta limpieza de sus fosas nasales, baños para que se sienta cómodo y no forzarle a comer para evitar vómitos. Normalmente, la recuperación total se produce en 7-12 días, aunque Nieto recuerda que tras la fase aguda puede surgir un «síndrome post-bronquiolitis» que alarga la tos y causa molestias al bebé entre cuatro y seis semanas.

En casos especiales, se recomienda «un control clínico más estrecho y un mayor contacto para quitar la ansiedad familiar», apunta Montón. De hecho, aunque «en pediatría se tiende a no ingresar», hay ocasiones en las que se impone la hospitalización para prevenir un mal manejo de la enfermedad y suavizar la excesiva angustia de los padres.

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