La futura directiva europea sobre medicamentos tradicionales a base de plantas medicinales, que todavía deberá esperar varios meses para ver la luz, enfrenta a farmacias y herbolarios. Las primeras piden recuperar el control sobre productos que consideran que nunca deberían haber salido de su dominio, y los segundos tratan de mantener su mercado.
La nueva normativa será traspuesta en España a través de un real decreto que negocia el Ministerio de Sanidad y Consumo con los sectores implicados, dado el cambio que puede suponer en el sector.
La legislación española actual permite que las plantas tradicionalmente consideradas como medicinales se vendan libremente al público sin referencia a propiedades terapéuticas, diagnósticas o preventivas, regulación calificada de demasiado flexible por el sector farmacéutico.
La directiva comunitaria llevaría a endurecer la ley española, ya que exigirá una autorización previa para los medicamentos tradicionales a base de plantas y considerará medicamentos productos hasta ahora no incluidos en esa categoría. Según la ley española, los medicamentos se venden exclusivamente en las farmacias, con lo que quedaría restringido el mercado de los herbolarios.
Ante esta situación, desde la Asociación Española de Fabricantes de Preparados Alimenticios Especiales, Dietéticos y Plantas Medicinales apuestan por reformar la ley del medicamento para que los medicamentos tradicionales basados en plantas se consideren productos de libre venta. De lo contrario, precisan, sería el fin de los herbolarios, un sector que emplea directa o indirectamente a unas 25.000 personas.
En su opinión, el problema es que «los farmacéuticos temen que si se establece una categoría de medicamentos que se puede vender fuera de las oficinas de farmacia en el futuro, se flexibilice esa apertura y se permita la comercialización externa de otros fármacos, como las especialidades farmacéuticas publicitarias». Las farmacias rechazan este argumento y alegan que es necesario que profesionales específicamente formados sean quienes dispensen los medicamentos para proteger así la salud de los pacientes. «Todo producto con una indicación terapéutica, destinado a prevenir o tratar enfermedades, debe ser de venta exclusiva en farmacias, ya que si el producto tiene efecto farmacológico, implica unos riesgos y unas contraindicaciones», afirma el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.
Según este organismo, el sector farmacéutico no se opone a que productos como la manzanilla o los anises se vendan en otros establecimientos, pero no consideran seguro que otras plantas que ahora se comercializan en herbolarios, como laxantes o antidepresivos, sean dispensadas sin ningún control. «El problema está en que la propuesta de directiva no establece el canal de venta de lo que se denominarán medicamentos tradicionales a base de plantas», concluye.