Entrevista

Marc Moll i Marquès, experto en fitoterapia y etnobotánica

Las plantas, aplicadas y usadas de manera correcta, tienen efectos beneficiosos sobre la salud
Por Jordi Montaner 25 de agosto de 2009
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Imagen: CONSUMER EROSKI

Marc Moll i Marquès se formó en Navarra como técnico forestal. Sin embargo, este enamorado de los árboles, las flores y las plantas, compagina en Ciudadela (Menorca) las labores de capataz forestal con su formación y experiencia como etnobotánico, fitoterapeuta y terapeuta floral. Es artesano herbolario y maestro jardinero, ha escrito tres libros sobre plantas de Menorca y, en la actualidad, prepara una serie documental para la televisión sobre la riqueza botánica de las Islas Baleares y las plantas medicinales.

Cuando se piensa en Menorca, se piensa en mar, piedras y viento.

Hay mucho más. En 1983, la UNESCO declaró la isla de Menorca como Reserva de la Biosfera debido al elevado grado de compatibilidad entre el desarrollo de las actividades económicas, el consumo de recursos y la conservación de un patrimonio y de un paisaje de excepcional calidad. La diversidad de hábitats mediterráneos en la isla es notable, allí viven especies animales y plantas endémicas, algunas en peligro de extinción.

Plantas que usted relaciona con la salud.

No es nada nuevo. Trabajo con recetas antiguas de nuestros abuelos; ellos fraguaron remedios muy eficaces para diversas afecciones que todavía hoy perduran. Las plantas, aplicadas y usadas de forma adecuada, producen efectos beneficiosos sobre la salud.

La medicina galénica se ha sofisticado mucho. ¿Tienen cabida hoy las flores de Bach en los esquemas terapéuticos?

La principal autoridad en esta materia, la Organización Mundial de la Salud (OMS), remitió en 1983 a las autoridades sanitarias de todo el mundo un estudio científico (“Medicine traditionelle et couverture des soins de santé”) que recomendaba, de manera explícita, la terapia floral de Bach.

¿A qué deben sus beneficios las flores y plantas?

Las plantas medicinales deben su acción a ciertos componentes denominados principios activos. Se trata en muchos casos, curiosamente, de metabolitos secundarios de las plantas, de sus desechos metabólicos.

Pero sus beneficios están basados en artes ancestrales, más que en la evidencia científica.

“Es importante aplicar las sustancias de las plantas medicinales en las dosis precisas”

Muchos de los principios son de una complejidad que todavía hoy abruma a los científicos. Se investigan las propiedades químicas de muchos compuestos activos. Otros han sido ya aislados, purificados y sintetizados o mimetizados en tratamientos farmacológicos. Por lo general, pertenecen a una de estas seis categorías: alcaloides, glúcidos, aceites esenciales, gomas y resinas, aceites grasos e, incluso, sustancias antibióticas.

¿Para aliviar un dolor se puede salir al campo a buscar un remedio?

Es lo que hacen todos los animales y lo que han hecho nuestros ancestros durante siglos. Pero hay que tener cuidado, esta práctica requiere hoy cierta destreza. Se deben elegir las plantas que abunden en nuestro medio; hay que aprender primero a identificarlas y asegurarse de que no son especies en peligro de extinción o protegidas por la ley.

También hay que obrar con sostenibilidad.

La recolección deberá cubrir las necesidades domésticas. No sería razonable recoger plantas que nunca se utilizarán, ni plantas tóxicas y de difícil dosificación por presentar principios activos perjudiciales.

En algunos antiguos calendarios agrícolas no sólo se especifica qué hierbas recoger, sino cuándo.

Antaño, los payeses menorquines, como en muchos otros lugares, tenían gran fe en la influencia de la luna y de los astros para la recolección de las plantas. Es importante elaborar el calendario de floración de las muestras que queremos recoger, ya que muchas aparecen en unas estaciones y desaparecen en las siguientes. Las plantas perennes o que viven muchos años, también tienen su época precisa, según la parte que se recolecte.

¿Y una vez que se tienen las plantas?

Hay muchas maneras de aplicar las sustancias de las plantas medicinales, ya sean de uso interno y de uso externo o tópico. Pero en todos los casos, debe pautarse una dosis precisa porque hay plantas que en cantidades elevadas pueden causar problemas. La aplicación se hace en forma de aceites vegetales, vahos, baños, caldos, cataplasmas, colirios, compresas, decocciones, enjuagues, ensaladas, infusiones, jarabes, maceraciones, tinturas, tisanas y ungüentos.

Proponga un botiquín doméstico compuesto de hierbas.

Se puede incluir en él un ungüento de romero y manzanilla para el dolor muscular (efecto antiinflamatorio), crema cicatrizante de caléndula, llantén e hipérico para heridas y afecciones cutáneas, aceite relajante de lavanda y agua de azahar, flores de Bach para sustos y choques emocionales, alcohol de romero para friegas contra el dolor muscular y piernas cansadas (también desinfectante), unas tijeras, gasas y esparadrapo, torundas de algodón para hacer compresas y arcilla para elaborar cataplasmas (actúa como antiinflamatoria y desinfectante). Además, son interesantes las hierbas medicinales relacionadas con las enfermedades más comunes que se padecen.

EL JARDINERO FIEL
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Imagen: isaleal

Edward Bach (1886-1936) fue un pionero en el ámbito de la homeopatía. Este médico cirujano, bacteriólogo y patólogo inglés con apellido de músico, percibió desde muy joven la fragilidad de la salud y la necesidad de prodigar su importancia. Padecía una enfermedad crónica y, durante la primera guerra mundial, tenía la responsabilidad de salvar las vidas de muchos heridos que caían en el frente europeo y eran transportados a Inglaterra para morir o malvivir. Bach entendió que los médicos no podían limitarse a salvar vidas y torcer el curso de las enfermedades, sino también a explicar la importancia de una conducta sana.

Su percepción de que el estado mental podía tener un efecto directo muy poderoso sobre la salud física de los seres humanos se confirmó en un pequeño jardín. Hasta el día de su muerte, Bach constató en su huerto el efecto beneficioso que ejercen sobre la salud hasta 38 flores que él mismo cultivaba. Su ejemplo, sus conocimientos y sus flores son hoy un legado universal homeopático: “No sólo deben emplearse medios físicos, ni escoger sólo los mejores métodos conocidos en el arte de curar, sino que nosotros mismos también debemos intentar por todos los medios eliminar cualquier defecto de nuestra naturaleza; porque una curación completa, al final, proviene de nuestro interior”.

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