Cinco consejos para viajar con salud en Semana Santa

Para asegurar unas vacaciones con salud, es fundamental una buena planificación, sobre todo si se viaja con niños, mayores o con personas con alguna enfermedad crónica
Por Montse Arboix 18 de marzo de 2016
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Imagen: Wavebreakmedia

Preparar unas vacaciones, aunque sean cortas como las de Semana Santa, lleva su tiempo. Para asegurarse el éxito, lo mejor es no dejar nada al azar, más aún si se viaja en compañía de niños o personas mayores o si el destino escogido está en un país extranjero. Saber qué debería contener un botiquín de viaje o qué documentos son imprescindibles para tener cobertura sanitaria fuera de España es básico para viajar con total seguridad. En este artículo se aportan cinco aspectos que hay que tener en cuenta para viajar con salud en Semana Santa.

En Semana Santa muchos españoles deciden darse unas minivacaciones y huir de la rutina por unos días. Sin embargo, para disfrutar con salud estas próximas jornadas, no hay que dejar nada a la improvisación, sobre todo si el destino es un país extranjero o acompañan niños, ancianos o personas con enfermedades crónicas. No contar con algunos aspectos básicos puede hacer que, una vez lejos de casa, lo que se imaginaba como una experiencia fantástica se convierta en una pesadilla.

1. Vacunas para viajes al extranjero

Si se viaja con niños, lo mejor es que un adulto diferente al conductor se encargue de mantener el orden y su atención

Si el destino escogido está fuera de España, es necesario consultar cuál es la situación sanitaria del país en concreto, qué enfermedades endémicas hay y las características del viaje (de aventura, familiar, organizado, zona rural, región urbana y su duración, entre otros). Todo ello ayuda a tomar las medidas preventivas adecuadas.

Quienes tengan previsto viajar a destinos tropicales deberían acudir con la suficiente antelación a los centros de salud internacional, para informarse sobre las medidas que hay que adoptar a fin de evitar algunas enfermedades. Allí, los especialistas ofrecen recomendaciones médicas personalizadas a las características del viaje. Las vacunas, que difieren según la zona elegida, suponen una ayuda muy importante en la prevención de enfermedades infecciosas y, en algunos casos, están sometidas a reglamentación internacional; las autoridades del país de destino pueden exigir un Certificado Internacional de Vacunación.

2. El botiquín de viaje

El botiquín idóneo debe ocupar poco espacio, ser ligero y resistente y contener lo estrictamente necesario según el lugar de destino y la duración del viaje. En los destinos tropicales debería contener un desinfectante y material de cura de fácil aplicación, cremas solares, un repelente de mosquitos, un preparado para purificar el agua, medicamentos contra el paludismo y sales de rehidratación oral. También hay que consultar con los centros de salud internacional o de Sanidad Exterior si es necesario llevar antibióticos o preparados contra la diarrea del viajero. Si la persona debe administrarse un medicamento inyectado, lo conveniente es que incluya en el botiquín jeringas y agujas desechables.

Las personas con enfermedades crónicas deben llevarse consigo un informe detallado y actualizado de su médico, todas las recetas médicas y más medicación de la necesaria, que se guardará en lugares distintos por si la maleta o bolso se extravía. Algunos medicamentos son muy complicados de conseguir en el extranjero, aunque se lleve receta médica.

También las personas alérgicas deben conocer la época estacional del país de destino y tener en cuenta la posibilidad de sufrir una crisis durante el viaje.

3. Documentación sanitaria necesaria

Tener el DNI, el pasaporte o visado en regla son algunos de los documentos que se saben necesarios para viajar. Sin embargo, hay otros que también lo son, como la tarjeta sanitaria si se viaja por España. Para los países del territorio del Espacio Económico Europeo o Suiza, se puede tramitar la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE), un documento que acredita el derecho a recibir las prestaciones sanitarias necesarias durante una estancia temporal.

Pero para obtener el mismo trato si el viaje se hace fuera de esta zona, no queda otra que suscribir un contrato privado. Si ya se dispone de seguro médico, antes de partir hay que asegurarse de qué coberturas tiene, llevar consigo la tarjeta sanitaria personalizada con el número de póliza y anotarse el teléfono al que llamar en caso de emergencia.

No obstante, lo mejor es acudir a las Direcciones Provinciales del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), donde informan de los acuerdos sobre prestaciones de asistencia sanitaria que España tiene establecidos con otros países.

4. Precauciones al viajar en coche

Como cada año, se prevé que en este periodo se hagan entre 13,5 y 14 millones de desplazamientos. Desde la Dirección General de Tráfico (DGT), a la par que pedir prudencia, cada año difunden varios consejos para evitar las víctimas en la carretera. Si se utiliza el coche como medio de transporte, hay que cerciorarse de que se está en condiciones de hacer el viaje, prestar atención a los neumáticos, los frenos y las luces, planificar las rutas más seguras y poner especial atención en los trayectos cortos.

El conductor, antes de iniciar un viaje, debería descansar lo suficiente y no ponerse al volante después de un día de trabajo; parar cada dos horas o cada 200 kilómetros en las áreas y estaciones de servicio, al menos durante 15 minutos, y realizar paseos pequeños; mantenerse bien hidratado -para evitar dolor de cabeza, reducción de la atención y cansancio- con agua y refrescos y, bajo ningún concepto, consumir alcohol; y evitar las bajadas de glucemia -generan fatiga y retrasan el tiempo de reacción- con comidas o tentempiés ligeros, pero sin hacer comidas copiosas antes de sentarse al volante.

Si se viaja con niños, lo mejor es que un adulto diferente al conductor se encargue de mantener el orden -las distracciones de la persona que está al volante son la primera causa de mortalidad en España- y su atención. Para entretenerlos sirven juegos como el «veo-veo», contarles cuentos, ponerles su música favorita o, incluso, llevar reproductores con sus películas preferidas. Igual que el conductor, hay que ponerles ropa cómoda y llevar algún tentempié y bebidas para el trayecto, sin olvidar que, igual que este, deben parar con frecuencia para descansar.

Las personas que se marean deben mantener la mirada fija en un punto lejano, por encima del horizonte -en los menores, los sistemas de retención obligatorios ya lo permiten- y dejar un poco la ventanilla abierta. Es mejor no hacer actividades que obliguen a mover la mirada de un lado a otro, como leer, jugar con el móvil o similar. Lo idóneo es que los pequeños se duerman durante el viaje, ya que les evita el malestar. Por supuesto, una conducción suave y escoger rutas con menos curvas también ayudan.

5. Precauciones durante los viajes internacionales

Si se viaja a un país extranjero, desde el comida, los animales -sean o no domésticos- y las enfermedades de transmisión sexual:

  • Hay que seleccionar bien los alimentos que se comen y cómo se hacen; aunque esto no asegura su inocuidad, ayuda a sortear la diarrea, la enfermedad más frecuente en los viajes internacionales. Estar vigilante con los helados, la repostería y las verduras crudas, pelar las frutas y verificar que los alimentos estén bien cocinados. Hay que desechar las preparaciones crudas y de leche o derivados sin higienizar.
  • También hay que consumir agua que ofrezca suficientes garantías o aquella que esté embotellada y precintada, o bebidas calientes, como té o café. Se deben rechazar cubitos de hielo en las bebidas.
  • En zonas pobres, es mejor evitar el contacto con animales aunque sean domésticos, puesto que es fácil que sean reservorio de enfermedades graves para las personas. Lo conveniente es informarse de cuál es la fauna autóctona del país y protegerse contra ella.

  • Las enfermedades de transmisión sexual han aumentado en todos los países del mundo. Por este motivo, se insiste en utilizar siempre el preservativo, ya que es la medida más eficaz para evitar el contagio.
Vacaciones sin estrés

Mucho se habla del estrés postvacacional. Sin embargo, sin una buena planificación, también las escapadas pueden generar mucho estrés. Para conseguir que estas minivacaciones sean de disfrute, hay que tener en cuenta ciertas premisas: ser coherentes con la propia situación económica, con el estado de salud o las obligaciones familiares y acudir con tiempo a hacer los trámites necesarios.

Lo mejor es ser realistas y no querer abarcarlo todo: un viaje lleno de visitas y actividades agotadoras en poco tiempo hace que las vacaciones se conviertan en lo contrario de lo esperado. Es importante pensar que el descanso es un premio a la actividad del día a día y lo más importante es no generar unas expectativas tan altas que sean difíciles de cumplir, ya que pueden producir frustración y ansiedad.

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