La manipulación de chapapote podría conllevar riesgo de cáncer, según algunos epidemiólogos

Los expertos solicitan un seguimiento de las 327.000 personas que han tomado parte en estas labores
Por EROSKI Consumer 3 de octubre de 2003

Los epidemiólogos que se han dado cita en la XXI Reunión Científica Anual de la Sociedad Española de Epidemiología que se celebra en Toledo han advertido del riesgo de padecer cáncer y otros problemas de salud a los voluntarios, militares y trabajadores contratados que han limpiado las costas dañadas por el vertido del «Prestige». Estos profesionales se basan en la composición del fuel derramado ya que los hidrocarburos poliaromáticos pueden originar cáncer cutáneo y el benceno puede provocar leucemia, de ahí la importancia de realizar un seguimiento a las 327.000 personas que han participado en estas tareas. Un primer paso se dio el pasado mes de marzo cuando comenzó la recogida de datos para efectuar un estudio epidemiológico de unas 4.000 personas de Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco.

En este sentido, y según avanzó en esta reunión Xurxo Hervada, representante de la Dirección General de Salud Pública de Galicia, a finales de este año se conocerá el informe final de este estudio y próximamente se realizará un seguimiento de tres años en Galicia a unas 2.700 personas de 18 a 60 años, para comparar el estado de salud de los residentes en zonas costeras contaminadas por el fuel con el de quienes viven en localidades que no se han visto afectadas. Quedarían pendientes dos estudios, uno sobre la mortalidad a causa del cáncer en las áreas afectadas y otro sobre la salud mental (estrés postraumático) de quienes han limpiado las costas, que debería realizarse antes de que transcurran tres años desde el vertido.

Claire Gourier-Fréry, del Departamento de Salud Ambiental del Instituto Sanitario de Saint Maurice (Francia), destacó en este encuentro que los efectos a largo plazo por inhalación o contacto con el fuel para los voluntarios y contratados dependerán del tiempo e intensidad con que hayan estado expuestos al combustible, siendo el cáncer de piel, la leucemia y los cánceres relacionados con el aparato respiratorio los que más probabilidades tienen de desarrollarse.

Gourier-Fréry, que realizó un estudio de quienes limpiaron las playas francesas tras el vertido del Erika (1999), resaltó que en el caso de las mujeres embarazadas también existe un riesgo de malformaciones en el feto o de un desarrollo anormal del bebé. En cuanto a los turistas que han visitado las playas dañadas por el vertido y posteriormente limpiadas, Frederic Dor, del Instituto de Saint Maurice, descartó que puedan sufrir problemas de salud y tan sólo advirtió de problemas gastrointestinales en niños que hayan podido ingerir ‘galletas’ de chapapote.

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