Resulta crucial que los países mejoren sus sistemas de recogida de datos sobre la salud de la población y sobre los recursos que se destinan a mejorarla, según ha asegurado la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la doctora Margaret Chan. Solo así se podrán realizar «las mejores inversiones» y dejar de «tirar el dinero» por trabajar en base a estimaciones, apuntó Chan en un foro sobre los resultados logrados en salud materna e infantil, que se celebra en Ottawa (Canadá).
«Necesitamos que funcionen bien los sistemas de recogida y análisis de datos sobre salud, incluida la información sobre recursos y gastos. La responsabilidad conlleva ahora contar: contar los recursos con los que se cuenta y medir su impacto, pero también contar los nacimientos y muertes e investigar y registrar las causas de los fallecimientos», señaló. «Sin información, a nivel nacional, nunca podremos tener responsabilidad. Sin información, nunca podremos saber qué significa realmente realizar la mejor inversión», advirtió.
Unos 85 países de todo el mundo -que representan al 65% de la población- carecen en la actualidad de estadísticas fiables sobre sus principales causas de muerte, lo que significa que ni se conocen ni están recogidas en ningún registro, por lo que los programas de salud deben basar sus estrategias en estimaciones. Existen métodos fiables para realizar estimaciones de gastos en salud. Sin embargo, «solo 43 países cuentan con capacidad para realizar estas estimaciones de forma rutinaria, en lugar de llevar a cabo costosas estimaciones excepcionales», explicó.
La Comisión de Información y Responsabilidad para la Salud de Mujeres y Niños, que lanzó el pasado mayo una serie de recomendaciones para controlar los recursos y medir los resultados de cada inversión, ha identificado un total de 75 países que contabilizan el 98% de todas las muertes de madres y niños en el mundo. Sin embargo, muy pocos de los países capaces de realizar estas estimaciones se encuentran entre los 75 que contabilizan más muertes de madres y niños en el mundo, señaló Chan, que admitió que solo en 15 de estos 75 países la OMS ha tenido éxito en recoger información sobre los gastos de sus gobiernos en sanidad materno-infantil.
Chan denunció también que «una considerable proporción de ayuda al desarrollo en salud, como informan los donantes, nunca llega a los países». «Este dinero podría gastarse dentro de la propia institución del donante o en sufragar sus gastos administrativos, lo que complica más la tarea de realizar el seguimiento de los recursos y asegurar una financiación previsible», concluyó.