La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) lanzaron ayer un llamamiento a los Gobiernos de los países desarrollados y a las compañías farmacéuticas para que aumenten sus inversiones en la creación de vacunas contra el sida, la tuberculosis y la malaria, enfermedades que matan al año a cinco millones de personas en el mundo.
Si se consiguen vacunas eficaces contra estas tres enfermedades, se podrían evitar varios millones de muertes cada año, la mayoría de ellas en los países en desarrollo, que no tienen capacidad económica ni tecnológica para desarrollar estos tratamientos, aseguran estas organizaciones.
El informe «Estado de las vacunas y la inmunización en el mundo», hecho público ayer, destaca que se necesitarán al menos 10 años más de investigaciones para desarrollar estas vacunas, pero sólo se logrará si se aumentan las inversiones en cientos de millones de dólares.
El documento elaborado por los expertos de la OMS explica que uno de cada cuatro niños en el mundo está indefenso ante enfermedades de escasa importancia al no haber recibido ninguna clase de vacuna. La situación empeora en los países en desarrollo, donde las vacunas sólo alcanzan en algunas zonas a uno de cada 20 menores. Entre las enfermedades fácilmente evitables destaca la rubéola, culpable de la muerte de 700.000 niños al año.
Para Daniel Tarantola, director del departamento de vacunas de la OMS, el principal obstáculo es que la carga de estas enfermedades la soportan, en un 80%, los países en desarrollo, mientas que sólo 3 ó 4 compañías farmacéuticas, en países del hemisferio norte, disponen de la capacidad para elaborar las vacunas.
Por ello, acabar con esta situación depende principalmente de los países desarrollados y de la industria farmacéutica, que además centran sus investigaciones en los tipos de estas enfermedades que aparecen en las zonas más desarrolladas y no en las específicas de los más pobres, que son quienes más sufren sus mortales efectos, afirman los expertos.