Un estudio desarrollado por científicos del Roswell Park Cancer Institute de Buffalo (Estados Unidos) y publicado en la revista Tobacco Control de la British Medical Association (BMA), desvela que el gigante estadounidense del tabaco Philip Morris (fabricante de Marlboro o Chesterfield, entre otras conocidas marcas) ha vendido durante cuarenta años cigarrillos con filtros defectuosos.
Según los autores del estudio, dirigidos por el profesor John Pauly, el problema se debería a un proceso de fabricación demasiado rápido. Eso causa un defecto en el recorte de los filtros, de forma que fibras minúsculas se desprenden de éstos y son inhaladas por el fumador.
El equipo de Pauly analizó miles de documentos internos del grupo estadounidense, a los que tuvo acceso después de una demanda judicial. Los científicos llegaron a la conclusión de que la dirección de la empresa sabía perfectamente que las fibras de acetato de celulosa de los filtros presentaban peligros para la salud. En el curso de las últimas décadas, Philip Morris hizo numerosos test para establecer cuántas partículas podían ser inhaladas por un fumador.
Según indicó el profesor Pauly, «esas pruebas se llevaron seguramente a cabo en laboratorios secretos fuera de Estados Unidos, sin duda en Alemania».
Existen pocas investigaciones en el mundo sobre los peligros de esas fibras, pero experiencias con animales de laboratorio sugieren que podrían ser causa indirecta de cáncer, estima el científico.
«Estamos en presencia de un producto que se vende en el mundo entero, que deja escapar fibras y partículas, de las que razonablemente se puede pensar que son peligrosas, y el más grande grupo del mundo (en el sector) no dice nada».
Un portavoz de la empresa tabacalera, Brendan McCormick, interrogado anteayer, afirma que «desde hace mucho tiempo se sabe que las partículas se podían desprender de los filtros, pero según nuestra evaluación de los datos, no creemos que puedan implicar riesgos para la salud de los fumadores. Los datos muestran que la probabilidad de inhalación es muy débil y no sugieren que las fibras de los filtros de cigarrillos penetren realmente en los pulmones».