La vacuna terapéutica antinicotina, todavía en fase de experimentación, «de momento no ha arrojado un porcentaje de efectividad alto», como mucho de un 40%, por lo que la aparición de un tratamiento verdaderamente efectivo contra la adicción al tabaco está todavía lejos de ser una realidad. Se desprende así de los resultados presentados en la sesión científica «Tratamiento y prevención de la drogadicción tabáquica. La vacuna antinicotina» celebrada el pasado martes en la Real Academia Nacional de Medicina (RANM).
Ya se han realizado 15 ensayos clínicos, tres en Europa y 12 en Estados Unidos, según apuntó el académico Pedro Lorenzo. Sin embargo, los resultados son «muy modestos», ya que no se consiguen abstinencias de fumar superiores al 40% en el primer año, aseguró. La vacuna no es preventiva, sino que sirve para ayudar a un fumador a dejarlo, pero no para evitar que un adolescente se enganche a los cigarrillos. «La vacuna estaría indicada para prevenir el hábito de fumar o abandonarlo, para evitar el síndrome de abstinencia, así como las recaídas, y reducir el daño del tabaco sobre el feto y el que produce la nicotina en el organismo», precisó.
Lorenzo añadió además que el principal aspecto negativo de la vacuna es el efecto no inmediato, ya que tarda en manifestarse entre 12 y 14 semanas después de las tres primeras dosis. Además, su eficacia es limitada en pacientes con sistema inmune problemático, mientras que su administración es intramuscular o endovenosa.
Si se tienen en cuenta los resultados obtenidos, el académico reconoció que el siguiente paso de la investigación va a ser ensayar asociaciones de la vacuna con otros fármacos, como es el caso de la vareniclina. Además, apuntó que con la situación actual de recortes en el sistema sanitario, «la vacuna probablemente sea muy cara y seguramente no será sufragada por la Seguridad Social, ya que aunque sea eficaz no creo que sea eficiente para la economía española».