Lacas y cosméticos, riesgo de hipospadias

Los ftalatos, componentes habituales de lacas del pelo y cosméticos, perjudican al aparato urinario masculino, según un estudio
Por Núria Llavina Rubio 1 de diciembre de 2008
Img cosmeticos
Imagen: Kanko

La hipospadias es una de las alteraciones congénitas de los genitales masculinos. Se trata de una deformidad de la uretra en la que el meato urinario se encuentra en una ubicación anormal. En España, la dolencia afecta a uno de cada 150 niños. Su origen se ha relacionado hasta ahora con la gestación o con factores genéticos. Un nuevo estudio elaborado entre Reino Unido y España asegura que la presencia de ftalatos, compuestos químicos empleados en la industria del plástico, pueden originar la enfermedad. Las lacas o los cosméticos, que los contienen en abundancia, son por lo tanto nuevos factores de riesgo.

Imagen: Kanko

Un nuevo estudio ha puesto de manifiesto por primera vez un vínculo significativo entre la laca para el pelo y la hipospadias, una enfermedad que afecta al crecimiento del pene situando al meato urinario en la parte inferior del glande, generalmente entre éste y el perineo. Puede incluso llegar a provocar una curvatura anormal del órgano reproductor. La investigación afirma concretamente que las mujeres que en su lugar de trabajo están expuestas a laca para el pelo durante el primer trimestre de embarazo, presentan más del doble de riesgo de que el bebé nazca con hipospadias.

El estudio ha sido coordinado por el Imperial College London y ha contado con la participación del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) de Barcelona y el University College Cork (Irlanda). Según Marl Nieuwenhuijsen, investigador del CREAL, uno de los autores, «es el estudio más amplio sobre hipospadias realizado hasta el momento». Tanto que, según los investigadores, se podrían extrapolar los resultados del mismo estudio a otros problemas reproductivos, como la afección de testículos no descendidos, el semen con calidad deficiente y algunos tipos de cáncer testicular.

Según Paul Elliott, del Departamento de Epidemiología y Salud Pública del Imperial College London, «la hipospadias es una enfermedad que puede originar problemas en otros momentos de la vida si no se trata». Añade que aunque con la cirugía correctiva generalmente se obtienen buenos resultados, puede ser traumática para el niño y sus padres. Además, los casos más graves pueden originar problemas de fertilidad y a la hora de orinar y tener relaciones sexuales. Así, la prevención resulta el remedio más efectivo.

Compuestos químicos del plástico

El ácido fólico durante el primer trimestre del embarazo puede reducir en un 36% del riesgo de dar a luz a un hijo con hipospadias

En los resultados del estudio, la clave que señala de forma directa a las lacas de pelo está en que éstas se componen en parte por los llamados ftalatos. Estos compuestos químicos, añadidos de forma habitual a los plásticos para incrementar su flexibilidad, se asocian a un descenso de la actividad de los andrógenos, provocando malformaciones del sistema reproductivo como la hipospadias. Los ftalatos no sólo se encuentran en gran parte de las lacas de pelo, sino también en otros cosméticos e, incluso, en los cables eléctricos.

El estudio reveló que las mujeres que durante su gestación se habían expuesto a laca para el pelo en su lugar de trabajo eran en su mayoría oficinistas, azafatas de vuelo o consultoras financieras o mujeres que trabajaban en peluquerías, en salones de belleza, en centros de investigación química y en la industria farmacéutica.

Los expertos remarcan la necesidad de seguir investigando para comprender mejor el riesgo que supone el contacto directo con ftalatos en el desarrollo de hipospadias. Aseguran que la medición objetiva de la exposición a estas sustancias y la biomonitorización (análisis de la presencia de ftalatos en los tejidos o fluidos del cuerpo como la sangre o la orina) podrían ayudar a entender posibles vías de exposición y niveles de toxicidad.

Papel de la alimentación en la gestante

El estudio, en el que se entrevistó a 471 madres cuyos hijos habían sido derivados a cirujanos por hipospadias, trató también de hallar más pistas que relacionan el tipo de alimentación de la madre gestante con su aparición, concretamente la alimentación vegetariana y la ingesta de ácido fólico. En este sentido, el estudio ha señalado por primera vez que la ingesta de complementos de ácido fólico durante los tres primeros meses del embarazo puede comportar una reducción del 36% del riesgo de dar a luz a un hijo con esta enfermedad. De hecho, los médicos ya lo recomiendan en la actualidad, pero para evitar anomalías en el tubo neural.

En el caso del vegetarianismo, el estudio asegura, poniendo en entredicho a estudios anteriores, que no hay indicios claros que conviertan la comida vegetariana en un factor de riesgo para el desarrollo de hipospadias. Uno de los estudios que contradicen estos resultados es también reciente. Esta investigación, elaborada entre Suecia y Dinamarca durante 2000 y 2005 y publicada en «Environmental Health Perspectives», asegura que el tipo de proteínas que se toman en una dieta vegetariana, como la soja, podrían ser un factor de riesgo.

Atribuyen este riesgo, además, a las consecuentes dietas bajas en carne y pescado, relacionadas con la deficiencia de nutrientes esenciales durante la formación placentaria y del feto. El mismo estudio señala también el exceso de peso de la madre, el bajo peso del feto, la ausencia de nauseas y la hipertensión durante el embarazo como factores de riesgo.

ORIGEN POCO CLARO

La causa que origina la hipospadias no está definida con claridad, aunque existen ciertas teorías que han ido apareciendo en diversos estudios. Se ha hablado de aspectos sobre todo materno-fetales, como la edad de la madre, el número de hijos y el orden entre ellos (parece ser más frecuente en el primer hijo), la administración e ingesta de fármacos durante el embarazo (sobre todo durante el primer trimestre), la edad de menarquia (fecha del primer periodo menstrual) o las enfermedades de la madre padecidas en este período. En especial se ha estudiado la toma de fármacos durante la gestación, y varios estudios aseguran que los progestágenos y los antiabortivos podrían desempeñar un papel importante en su génesis.

Otros estudios han relacionado la aparición de hipospadias con aspectos ambientales y genéticos. Un estudio reciente elaborado en Dinamarca con aproximadamente 5.000 niños que padecían la enfermedad, publicado en la “American Journal of Epidemiology”, asegura en este sentido que los factores genéticos juegan un papel muy importante en la aparición de la enfermedad. Otras investigaciones afirman el aumento del riesgo de padecer hipospadias entre hermanos con la enfermedad, que oscila, según la fuente, entre el 4% y el 12%.

Sea cual sea el origen, el diagnóstico se basa en la exploración física y se da cuando se han descartado otras alteraciones congénitas que podrían asociarse a esta patología. Después, la mayoría de los urólogos recomiendan su tratamiento antes de los dos años de edad mediante cirugía, en la cual se corrige la posición del orificio de salida de la uretra (usando a menudo la piel del prepucio para sustituir la piel que falta) y se corrige, en caso necesario, la curvatura anormal del pene.

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