Las crisis financieras conllevan un aumento de las tasas de mortalidad por enfermedades cardíacas

Por primera vez un estudio vincula los ataques al corazón con las debacles económicas
Por EROSKI Consumer 3 de marzo de 2008

Un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) ha llegado a la conclusión de que una crisis bancaria mundial puede traer, como consecuencia, que miles de personas sufran infartos y lleguen a morir por ello. Se trata de la primera investigación que vincula las enfermedades cardiacas con las crisis financieras.

Este trabajo se realizó con información obtenida del Banco Mundial y de la Organización Mundial de la Salud. Sus autores compararon la relación entre las crisis bancarias y la tasa de mortalidad entre 1960 al 2002, observando variables como estabilidad económica y las diversas maneras en las que los países registran su tasa de mortalidad.

La conclusión a la que llegaron fue que «la crisis en los sistemas bancarios está directamente asociada con el aumento en las tasas de mortalidad por enfermedades cardiacas». Las personas de edad avanzada son las más propensas a morir repentinamente debido al estrés que les ocasiona saber que su dinero está en riesgo, ya que le dan mucha importancia a sus ahorros y es muy probable que tengan hipertensión o hipercolesterolemia.

Los investigadores de Cambridge compararon las crisis bancarias y la tasa de mortalidad entre 1960 y 2002

Así, los resultados demuestran que las crisis financieras no están ligadas sólo al dinero, sino que también influyen directamente en la salud de las personas. No hace mucho tiempo se registraron escenas de pánico en Inglaterra tras la crisis Northem Rock. Por ello, los investigadores apuntan que es necesario impedir episodios de histeria y pánico para evitar muertes por infarto cuando se produzcan crisis bancarias. Las situaciones de alto estrés negativo provocan angustia y pueden desatar una secreción de sustancias que provoquen un ataque al corazón.

David Stuckler, autor de la investigación, concluye que una crisis bancaria aumenta el número de muertes por infarto a corto plazo un 6,4% en el mundo desarrollado. Cuando se trata de países con sistemas sanitarios y económicos más precarios las consecuencias los fallecimientos debido a debacles económicas llegan a aumentar hasta un 26%.

La revista «Globalization and Health» ha publicado las conclusiones de este trabajo.

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