Los beneficios del tamoxifeno en el cáncer de mama se prolongan cinco años después de dejar de tomarlo, según un estudio

Además desaparecen los efectos secundarios que acompañan a la ingesta del fármaco
Por EROSKI Consumer 21 de febrero de 2007

Los efectos beneficiosos del tamoxifeno, medicamento utilizado para tratar los tumores de mama, se prolongan cinco años después de haber dejado de tomarlo, según un estudio promovido por la Asociación Británica para la Investigación del Cáncer. Publicado en el último número la revista «Journal of the National Cancer Institute», este informe señala además que los efectos secundarios de la ingesta del tamoxifeno, como los coágulos de sangre, desaparecen en ese período de tiempo. Estos datos proceden de un estudio internacional para la intervención sobre el cáncer de mama (IBIS), que ya en 2002 demostró que el uso como fármaco preventivo de tamoxifeno puede reducir entre las mujeres con mayor riesgo en casi un tercio las probabilidades de desarrollar este tipo de tumor. En este estudio han tomado parte más de 7.000 mujeres con algún antecedente de este tipo de tumor en el historial médico familiar. La proporción de mujeres que desarrollaron la enfermedad fue un 27% menor entre las que habían tomado 20 miligramos diarios de tamoxifeno durante cinco años que entre las que habían recibido el placebo. Además, los efectos secundarios cesan en los cinco años posteriores al tratamiento, según los investigadores. El profesor Tony Howell, director de esta investigación, señaló que ya estudios anteriores habían mostrado que el tamoxifeno reduce los riesgos de desarrollar el cáncer de mama durante el tratamiento, aunque ésta es la primera vez que hay una clara evidencia de que los efectos secundarios desaparecen tras su interrupción. En la actualidad se están seleccionando mujeres posmenopáusicas para una segunda parte del estudio IBIS. Utilizado desde hace más de dos décadas en el tratamiento de pacientes con cáncer avanzado de seno, este fármaco con forma de píldora interfiere con la actividad del estrógeno. Su uso más habitual suele ser como terapia adicional después del tratamiento primario para cáncer de mama en su etapa precoz, además de como prevención para las mujeres que tienen un riesgo elevado de desarrollar ese tipo de tumores.

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