Los ganglios, centinelas de la salud

Las variaciones de tamaño de los ganglios, unas pequeñas estructuras del sistema inmune, avisan de cambios en la salud del organismo
Por Teresa Romanillos 21 de mayo de 2012
Img ganglios infeccion listado
Imagen: Josh McGinn

Los ganglios son los centinelas del organismo, ya que con frecuencia la alteración de su tamaño es el primer aviso de muchas enfermedades. En las personas jóvenes, en la mayoría de los casos se deben a infecciones, mientras que en los mayores pueden indicar un proceso de mayor seriedad. Conocer qué son, cuáles son sus características y cuándo y por qué aumentan de tamaño permitirá no alarmarse y saber en qué casos hay que consultar al médico.

Los ganglios son unas pequeñas estructuras del sistema inmune que se encuentran distribuidas por todo el organismo y están agrupados en diversas zonas. Algunos de ellos se presentan superficiales y se pueden palpar con facilidad, como los de la zona del cuello, axilas e ingles. Otros son más profundos y se reparten cerca de los órganos internos. En general, no suelen medir más de un centímetro, con excepción de los inguinales que pueden llegar hasta dos centímetros.

El sistema inmune se organiza como un equipo de defensa formado por varios elementos: timo, bazo, médula ósea y los conductos linfáticos con los ganglios. Una de las funciones más importantes del sistema linfático consiste en capturar los elementos «extraños» para llevarlos al bazo y a los ganglios en donde quedarán retenidos y expuestos a los linfocitos, células de defensa encargadas de destruir todo lo que pueda resultar una amenaza.

De esta manera, cuando hay una infección, se incrementa la producción de linfocitos en los ganglios; y es, precisamente por este motivo, que pueden aumentar de tamaño. Entonces se denominan adenopatías o linfadenopatías.

Los ganglios y las infecciones

Las infecciones son una de las causas más habituales de adenopatías. Algunos tipos de infección (como las amigdalitis, conocidas como anginas), las provocan en la zona cercana donde se hallan, mientras que otras dan lugar a adenopatías generalizadas. La mayoría de estas infecciones se deben a virus, aunque las bacterias y los parásitos (como el toxoplasma) también están tras su incremento de tamaño.

Muchas afecciones víricas, como la gripe o la rubeola, dan lugar a adenopatías generalizadas, pero una de las más características es la mononucleosis infecciosa o «enfermedad del beso», ya que se transmite a través de la saliva. Se manifiesta en forma de fiebre, dolor de garganta y adenopatías muy características. Es más frecuente entre los jóvenes, aunque puede manifestarse a cualquier edad. Suele evolucionar sin problemas y mejora en dos o tres semanas, aunque puede persistir cierta sensación de cansancio durante unos meses.

Los ganglios también avisan de un problema serio

Un ganglio inflamatorio tiene un centímetro de tamaño, una consistencia blanda y móvil y una palpación dolorosa

En ocasiones, su manifestación se debe a que se encuentran invadidos por células malignas que proceden de un tumor vecino. Estas «metástasis ganglionares» denotan que el tumor se empieza a extender. Siempre que se extirpa un tumor, se analizan los ganglios que se encuentran en los tejidos adyacentes. Ya el hecho de que se encuentren infiltrados o libres de células cancerosas influye en el tipo de tratamiento que se realizará.

Por otra parte, el sistema linfático también tiene sus propios tumores: el linfoma el más típico. En este caso, hay un crecimiento incontrolado de linfocitos, por lo general, dentro de los ganglios linfáticos, aunque a veces también puede afectar a otros tejidos como el hígado, el bazo y la médula ósea. Hay muchos tipos de linfomas, que se manifiestan y evolucionan de forma distinta. Algunos pueden desarrollarse de forma muy lenta y los pacientes pueden vivir años casi sin presentar síntomas. También hay formas más agresivas con crecimiento más rápido, que requieren una terapia intensiva.

Un tipo de linfoma muy característico es el de Hodgking, ya que, además de las adenopatías, se acompaña de fiebre, sudoración nocturna, picores y pérdida de peso. Suele afectar a personas jóvenes, aunque tiene un buen pronóstico.

Si se inflama un ganglio

Ante la manifestación de un ganglio, a menudo surge la preocupación. En primer lugar y antes de alarmarse, hay que asegurarse de que lo que se palpa es realmente una adenopatía. En la zona maxilar y cervical pueden palparse glándulas salivales inflamadas y pequeños quistes y tumores benignos como los lipomas, que pueden llevar a confusión.

El tamaño es un factor a tener en cuenta, ya que un ganglio normal no suele medir más de un centímetro, a excepción de los de la zona inguinal que pueden medir hasta dos. Además del tamaño, es muy importante la consistencia: mientras que los inflamatorios suelen ser blandos y móviles, los tumorales son más duros y están adheridos a los planos profundos. Otra diferencia es que los ganglios inflamatorios, dado que crecen de forma más rápida, suelen ser dolorosos a la palpación, al contrario que los tumorales, de desarrollo más lento.

En caso de duda, está indicada la biopsia, que consiste en una punción-aspiración con aguja fina o la extirpación de toda la estructura. La punción es menos agresiva pero el material obtenido es escaso, por lo que a veces es insuficiente para realizar un diagnóstico. La extracción del ganglio completo resulta más molesta, ya que se trata de una pequeña intervención quirúrgica con anestesia local y puntos de sutura. Tiene la ventaja de que puede estudiarse la pieza entera, aspecto que le confiere un gran valor diagnóstico.

QUÉ HAY QUE HACER ANTE UN GANGLIO INFLAMADO
  • Si hay fiebre, lo más probable es que se trate de una infección. Si no desaparece o hay falta de apetito y pérdida de peso, puede indicar un problema más serio.
  • Cuando los ganglios están en una zona concreta, pueden deberse a una infección o tumor. Si están repartidos en varias zonas, lo más probable es que se trate de una infección vírica.
  • La localización también es importante. Son muy frecuentes los ganglios en la zona del cuello y las ingles, por ser lugares en los que, de manera habitual, se producen infecciones. Cuando aparecen en la zona de la clavícula o las axilas (si no hay ninguna herida en la proximidad), es mejor consultar.
  • Cuándo han aparecido. Las infecciones suelen dar lugar a ganglios que se manifiestan rápidamente y que también se resuelven con celeridad. Si crecen poco a poco o persisten más de dos semanas, consultar.

Considerar otras circunstancias como:

  • si se ha tomado algún medicamento, ya que algunos fármacos pueden provocar reacciones de hipersensibilidad con adenopatías.
  • si se ha viajado al extranjero, por el riesgo de haber adquirido alguna infección especifica de la zona.
  • si se ha tenido contacto con animales, ya que algunas infecciones pueden ser transmitidas por ellos como el caso de la toxoplasmosis, provocada por el contacto con gatos.
  • si se ha padecido la picadura de un insecto o hay alguna herida en la proximidad.
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