Los geriatras recomiendan mantener las relaciones con los demás para envejecer con alegría

La búsqueda de nuevos objetivos anima a los mayores a tener esperanza y luchar para continuar disfrutando de la vida
Por EROSKI Consumer 12 de junio de 2002

La soledad y la falta de comunicación figuran entre las principales causas de preocupación entre los ancianos. Una sociedad como la actual, que vive sumida en el estrés, deja poco tiempo para quien tan sólo pretende un poco de atención y que se les escuche. Los expertos aseguran que como los momentos propicios para el diálogo se dan en tan escasas circunstancias, el mayor se sume poco a poco en la resignación y el aislamiento.

Pero el anciano también puede ayudar a mejorar su comunicación con las personas de su entorno y lograr que ésta sea satisfactoria. «Para que nuestro diálogo y comunicación se conviertan en una actividad emancipadora, de convivencia respetuosa y desarrollo, se hace necesario concienciarnos de que perseguimos un encuentro en el que los interlocutores compartan experiencias personales vitales que sean capaces de transmitir algo de sí mismos», explica el doctor Esmeraldo Cano, especialista en Geriatría.

Así, los sentimientos, las ilusiones, los miedos, los logros, las alegrías, los fracasos, los proyectos o las preocupaciones se convierten en argumentos capaces de crear lazos entre las personas, cuando se establece una adecuada comunicación.

Razón para vivir

Disfrutar de la vida constituye la razón esencial para afrontar cada mañana. No se trata de rememorar lo conseguido sino de encontrar una nueva ilusión, algo que permita envejecer con alegría. En este sentido, los especialistas señalan que lo que afianza y anima a una persona mayor a tener esperanza y continuar luchando por la vida es la búsqueda de nuevos objetivos, algo que no puede conseguirse en soledad.

El mayor no debe desistir de fomentar sus relaciones con amigos, familiares e incluso crear otras nuevas relaciones. Muchas oportunidades se dejan pasar por no tener la valentía de abordar a otra persona, por temor a molestarla, perdiendo así la oportunidad de iniciar un diálogo interesante.

La comunicación con los otros no debe reducirse a otros ancianos. El intercambio de impresiones con personas más jóvenes resulta muy enriquecedor, ya que le presentan otra visión de la vida que, cuanto menos, podrá hacerle recapacitar sobre otras formas de considerar la realidad.

En numerosas ocasiones se tiende a buscar relación con las personas más afines tanto en edad, como sexo, condición, posicionamientos e incluso gustos. Sin despreciar este tipo de amistades, el diálogo con personas distintas, con otras creencias o de otras culturas, resulta realmente fructífero para quien no ha perdido el gusto por aprender y persigue algo más que reafirmar sus opiniones. La utilización de audífonos y la graduación periódica de la vista son esenciales si existen dificultades sensoriales para comunicarse con los demás. Al mantener un diálogo hay que procurar mirar de frente al interlocutor, pronunciando con claridad y sin prisas.

En la actualidad existen múltiples formas de comunicación para evitar perder el contacto con los amigos de siempre. Hay que aprovechar todas las ocasiones que surjan para estimular una buena comunicación. Participar en excursiones, proyectos de trabajo, voluntariado comunitario, grupos de amigos y tertulias; intercambio de libros y ver películas de conocido interés para después poder comentarlas.

Tercera Edad y Consumo

Si se estableciese una jerarquía de las demandas de los ancianos, dejando aparte las relacionadas con la salud, las actuaciones destinadas a combatir la soledad serían las primeras de todas, según destaca el informe del Ministerio de Sanidad y Consumo titulado «La Tercera Edad y el Consumo».

El informe reseña igualmente que las propias personas mayores aducen este sentimiento como la principal causa de infelicidad, especialmente cuando ésta se produce por la salida de los hijos del hogar y, en su momento, por la pérdida de la pareja.

En este sentido, el mencionado documento afirma que las mujeres tienen más fácil seguir encontrando a sus amigas, donde antes las tenían, y continuar manteniendo con ellas la misma clase de relación que antaño. En cambio, los varones suelen perder con la jubilación el lugar de encuentro y el contenido del vínculo con sus amistades, fundadas casi siempre en el ámbito del trabajo.

Los hogares y clubes de la tercera edad constituyen una buena alternativa para continuar las reuniones. Sin embargo, cuentan también con sus detractores, ya que ven en estos lugares de reunión la condición esencial de anciano o jubilado, lo que les subraya la pérdida de lo que consideran su rol social y, por lo tanto, no les resulta una idea atractiva. Según fuentes del Instituto de Servicios Sociales (Imserso), la cifra de quienes acuden a estos centros es del 34% de los varones y el 17% de las mujeres.

La radio y la televisión son los primeros elementos a los que recurre el anciano cuando le embarga el sentimiento de soledad. Lo segundo es salir a pasear y, curiosamente, lo tercero que hacen es resignarse (13%) frente a un bastante menor porcentaje que practica un hobby (7%), reza (8%) o llama por teléfono (4%).

Ir de visita, al hogar del pensionista, a la iglesia, al bar o a la cafetería, salir de compras, o hablar, solamente son opciones que elige un mínimo porcentaje de mayores cuando se sienten solos -entre el 1 y el 2%-, según el informe de Sanidad y Consumo.

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