Más de la mitad de los ciudadanos sufre dolores de espalda que requieren tratamiento

La lumbalgia se ha convertido en un problema social y laboral de primer orden, y en un reto para los médicos
Por EROSKI Consumer 14 de junio de 2002

Los especialistas aseguran que el reposo no es la mejor solución para combatir el dolor de espalda, tal y como muchos creían. Hacer frente al lumbago en la cama es un error, según dicen ahora los médicos, que en los últimos años han descubierto una larga serie de razones para argumentar contra lo que la medicina tradicional ha defendido siempre. El reposo provoca el empeoramiento del dolor, el debilitamiento de los huesos y los músculos, el paciente pierde flexibilidad, se deprime, y cada día que pasa encamado le dificultará aún más su regreso a la actividad normal.

El tratamiento del lumbago constituye en estos momentos uno de los principales retos para los profesionales de la salud. No en vano, el dolor de espalda se ha convertido en un problema social y laboral de primera magnitud, hasta el punto de que más del 45% de las bajas laborales se deben a esta dolencia. «Es un problema muy complejo», resume la responsable de la Unidad del Dolor del hospital vizcaíno de Cruces, María Luisa Franco. Y aporta datos que avalan su afirmación.

Más de la mitad de los ciudadanos, «especialmente los que se encuentran en edad de trabajar», sufren, al menos una vez en su vida, un episodio de lumbalgia que precisa atención sanitaria. Para un 5% de los afectados, ese dolor se convertirá sin remedio en una dolencia crónica. «El coste sanitario es tremendo», afirma la especialista. En España, se calcula que gira en torno a los 21,3 millones de euros.

Las causas que lo originan «son muchísimas», prácticamente todas ligadas al funcionamiento de la columna vertebral. Permanecer excesivo tiempo de pie, mal sentado y el mantenimiento de posturas incorrectas constituyen los principales desencadenantes del mal, aunque no los únicos. También intervienen alteraciones, congénitas o sobrevenidas, de la columna, los huesos, articulaciones, músculos o de la médula espinal, entre otras.

Aliviar al que sufre

La espina dorsal, pese a lo que pueda parecer, no es un órgano tan débil, sino al contrario. Es un tejido tan resistente como complejo. El tratamiento de los dolores que provoca puede resolverse por métodos naturales en muchos casos, con fármacos en otros y, los menos, en torno a un 5%, mediante tratamiento quirúrgico.

Los especialistas dividen, por ello, en dos tipos los dolores lumbares. Los hay agudos y crónicos, que son aquellos que se prolongan durante más de seis semanas. Muchos tienen su origen en malas posturas en casa o el trabajo, al sentarse o al agacharse. «De ahí, la importancia de la prevención». Hay que aprender, por ejemplo, a sentarse correctamente y a agacharse con las rodillas flexionadas.

El salto de uno a otro depende, en muchas ocasiones de atender la dolencia de manera correcta y en el momento adecuado. Por eso, María Luisa Franco recuerda algo que parece obvio, pero no por ello menos importante. «Las unidades del dolor estamos para aliviar al que sufre; no, como muchos creen, para atender enfermos terminales».

Escuelas de la espalda

El coste sanitario y social del lumbago es de tal magnitud que algunos países han creado lo que llaman escuelas de la espalda. Equipos de profesionales formados por reumatólogos, traumatólogos, psicólogos y especialistas en el dolor valoran y tratan conjuntamente al paciente, le ayudan a superar su dolencia y le enseñan los modos y maneras correctas para evitarla.

El hospital de Cruces, en la localidad vizcaína de Barakaldo, cuenta con un servicio similar. Es la Unidad de Columna, en la que participan personas que han sido atendidas en el centro, según explicó la responsable de la unidad.

Cómo evitar el lumbago

Al levantar pesos: Sea consciente de su propia capacidad y no levante más carga de la que puede. Si ha de agacharse, flexione las rodillas. No fuerce la espalda. Si se gira, no lo haga con el cuerpo; utilice las piernas.

Al estar sentado: La espalda ha de estar recta. Use una silla con respaldo rígido.

Al estar de pie: Si debe permanecer mucho tiempo, por ejemplo para planchar, use una caja como reposapiés para una pierna. Intente que la superficie sobre la que trabaja le quede a una altura cómoda.

Al conducir: El asiento del conductor puede descolocarse con el uso. Ajústelo a su espalda. Si no se siente cómodo, pruebe a colocar una toalla en el hueco de la espalda.

Durante la noche: Un colchón firme o una tabla bajo el mismo ayudan a mantener la espalda recta. Cuide su postura, pero también su comodidad. La cama, en exceso, es una mala consejera para la espalda.

Durante el día: Dedique al menos 20 minutos a caminar, nadar o hacer ejercicio. Si puede, incremente su actividad física, pero no intente hacer más de lo que su capacidad le da.

Relájese: Dese tiempo para usted. Aprenda a reducir el estrés con técnicas de relajación.

Mantenerse activo: Es una de las principales bazas contra la lumbalgia. A veces, remedios tan sencillos como caminar o nadar, suponen un gran alivio.

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