Más de un tercio de la población mundial tiene problemas para acceder a agua potable y saneamientos

Los expertos que participan en el III Congreso Mundial de Bioética advierten de que se está avanzando muy poco en este asunto
Por EROSKI Consumer 29 de septiembre de 2004

Los problemas relacionados con el acceso a agua potable y saneamientos afectan actualmente a más de un tercio de la población mundial y son la causa de que estén aumentando los conflictos en 70 lugares distintos del mundo, según se puso de manifiesto ayer en el III Congreso Mundial de Bioética que se celebra en Cuenca.

Los especialistas y científicos que participan en el encuentro apuntaron que el problema del agua está ahora más candente que nunca y que se avanza muy poco en la aplicación de soluciones, como revela el hecho de que, actualmente, de los 6.000 millones de habitantes del planeta, 2.000 millones tengan problemas de acceso a agua limpia y 2.400 millones a sistemas de saneamientos adecuados.

Estos dos factores causan 1.200.000 muertes al año en todo el mundo, según advirtió el profesor universitario, filósofo, antropólogo y ex-director de la Unidad de Bioética de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco), Georges Kutukdjian. «La falta de soluciones se hace aún más patente en muchos poblados africanos en los que hay refrescos pero no disponen de agua limpia, cuando sólo con lavarse las manos y asearse se podrían evitar al año un millón de muertes en África», añadió.

Derecho fundamental

Además, señaló que los conflictos relacionados con este elemento están aumentando en 70 lugares diferentes del mundo, de acuerdo con un reciente informe de la ONU. A su juicio, esta situación tiene su origen en el hecho de que el agua «se entiende como una propiedad y un producto de consumo, cuando como base de la vida debería reconocerse como un derecho».

Según Kutukdjian, el primer paso para la solución de los problemas sería un reconocimiento oficial por parte de la ONU del derecho a tener agua limpia y potable como un derecho humano fundamental, porque así se convertiría en un bien público y dejaría de ser un producto de consumo.

Asimismo, piensa que se requeriría un acuerdo internacional sobre la gestión del agua que comporte un compromiso mundial similar al alcanzado en la Cumbre de Kioto en relación con el medio ambiente, así como un esfuerzo internacional de investigación.

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