Micropenes

Los problemas hormonales son la causa de que algunos penes no superen los siete centímetros en erección
Por Azucena García 3 de marzo de 2006

Se considera que un pene es normal cuando mide 13,5 centímetros en erección. Una longitud que, sin embargo, algunos penes no alcanzan debido a problemas hormonales y que define a los denominados micropenes como aquellos que al excitarse miden menos de 7,1 centímetros. El tamaño del falo es la segunda causa de complejo en los hombres, aunque los expertos aseguran que la mayoría de los penes tienen una longitud similar cuando están erectos y desmienten que un mayor tamaño sea sinónimo de un mayor placer sexual. Los complejos por creer que se tiene un pene pequeño vienen derivados, sobre todo, por las comparaciones con otros hombres, lo que se denomina ‘síndrome del vestuario’. Es frecuente que un hombre piense que su pene es más pequeño que el de enfrente. Para superar este complejo, algunos recurren a la cirugía estética o a la utilización de cremas y determinados artilugios que, según advierten los médicos, no siempre tienen unos resultados exitosos y pueden provocar importantes traumatismos en los atributos.

Medidas

La Asociación Española de Andrología (Asesa) considera un micropene al que no supera los 7,1 centímetros en erección. Descrito desde tiempos remotos como un signo de virilidad, el tamaño del pene es una cuestión que preocupa a la mayoría de los hombres y que puede llegar a causarles angustia y baja autoestima cuando no tiene las medidas esperadas. Los expertos comparan el deseo de algunos hombres por tener un pene más largo con el de las mujeres por aumentar el volumen de sus pechos. Según Asesa, un pene tiene el tamaño normal cuando mide 13,5 centímetros, aunque las medidas varían por países: en Francia la media se sitúa en 16 centímetros, en Italia y Rusia alcanza los 15, en Alemania algo más de 14, en Japón 13, en Estados Unidos 12,9, en Grecia poco más de 12 y en Corea, considerado uno de los países donde los hombres tienen el pene más pequeño, la media está en 9,6 centímetros.

Asegura José Luis Sánchez de Cueto, terapeuta del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología, que “la principal vergüenza del hombre con respecto a su cuerpo es la calvicie y, en segundo lugar, el tamaño del pene”. Probablemente, porque muchos desconocen que la diferencia en la medida es más visible cuando el falo se encuentra fláccido, ya que en erección la mayoría de los penes tienen una longitud similar. “Al excitarse, los penes pequeños suelen crecer más que los grandes, que se vuelven duros, pero tienden a mantener su tamaño”, apunta Sánchez de Cueto. Desde Asesa, realizan la siguiente clasificación respecto a la longitud media de un pene:

  • Pene pequeño, cuando tiene entre 12 y 13 centímetros.
  • Pene medio, entre 13 y 15 centímetros.
  • Pene normal o ideal, entre 15 y 17 centímetros.
  • Pene grande, entre 17 y 20 centímetros.
  • Macropene, más de 20 centímetros.

Cuando no se alcanzan estos parámetros, es el médico quien determina si un hombre tiene un micropene o, simplemente, un pene pequeño. En este sentido, la diferencia radica en que los micropenes son, generalmente, consecuencia de problemas hormonales, un trastorno orgánico denominado hipogonadismo que conlleva un escaso desarrollo genital por una deficiente producción de andrógenos y que puede ser detectado ya en los niños. “En el resto de casos, un pene pequeño depende de otros muchos factores como, por ejemplo, la presencia de grasa suprapúbica encima del pene, que hace que éste parezca más pequeño”, explica el presidente de Asesa, Jordi Cortada. “Muchas veces el pene parece más pequeño cuando la persona es obesa, porque la grasa cubre los alrededores de este miembro y cuesta trabajo incluso encontrarlo. No obstante, un pene pequeño no genera problemas urológicos y no se puede decir que haya una patología de tamaño pequeño, a no ser que impida la penetración”, agrega el presidente de la Sociedad Española de Intervención Sexológica, Manuel Lucas Matheu.

Los especialistas consideran que cualquier pene que pueda penetrar en la vagina es normal, independientemente de que su tamaño no alcance la media. La longitud no está reñida con el placer sexual y, de hecho, recuerda Matheu, “está demostrado que el placer genital de las mujeres se consigue al contacto con el clítoris, en la parte externa del aparato reproductor femenino”. En este caso, la vagina suele tener una longitud máxima aproximada de 14 centímetros y carece de terminaciones sensitivas en su parte final, por lo que un pene grande puede llegar a provocar incluso dolor en la mujer, a la vez que una erección más costosa porque requiere más sangre para excitarse. Según Matheu, el deseo de tener un falo grande es una obsesión que no tiene ningún fundamento funcional, sino estético. “Igual que un pecho más grande no da mejor leche, un pene más grande no produce más placer”, matiza.

Síndrome del vestuario

La mayoría de los complejos por el tamaño del pene son consecuencia de la comparación, lo que los sexólogos denominan ‘síndrome del vestuario’. Para el presidente de Asesa, Jordi Cortada, “ésta es la causa más frecuente de complejo, porque los hombres se comparan con sus compañeros de vestuario y siempre creen que su pene es más pequeño que el de los demás”. A su juicio, esta vergüenza no tiene ningún sentido, puesto que “un pene fláccido puede ser más pequeño que otro, pero en erección ambos se igualan”. Incluso puede ocurrir- según Matheu- que hombres con un pene de tamaño desproporcionado, muy grande, acudan a la consulta del médico porque creen que lo tienen pequeño. “Son las consecuencias de una perspectiva que provoca que se vea más grande el pene que tenemos enfrente que el propio y que, en realidad, es más un problema psicológico que físico, un complejo que viene de muy antiguo y que es común a todas las culturas”, añade.

Está demostrado que la obsesión por el tamaño preocupa más a los hombres que a las mujeres,

Está demostrado que la obsesión por el tamaño preocupa más a los hombres que a las mujeres

pese a que el homo sapiens tiene el pene más grande de todos los primates. “Por ejemplo, el gorila sólo tiene tres centímetros de pene en erección”, explica Matheu. Todavía hay una gran vergüenza a mostrar los atributos en público y la razón parece tener su origen también en el hecho de que la mayoría de los penes que se muestran ante los demás son generalmente de gran tamaño. “La conclusión que sacan los hombres es que todos los penes del mundo son más grandes que el suyo y esto supone un motivo de gran preocupación, pese a que en la mayoría de los casos el complejo es infundado. Tan malo puede ser tener un pene extremadamente pequeño como tenerlo extremadamente grande”, asegura José Luis Sánchez de Cueto.

El tópico de la virilidad parece seguir en el subconsciente de muchos hombres, aunque a la mayoría le cueste reconocerlo. Y es que, para Sánchez de Cueto, “algunas mujeres tampoco facilitan esta situación, al dar una gran importancia al tamaño”. Considera que la opinión desfavorable de la pareja es otra razón para acrecentar el complejo masculino y reitera, por ello, que en la mayoría de los casos la preocupación por el tamaño no suele ser un problema físico. “Casos de micropene o macropene hay muy pocos, es más una cuestión de cabeza”, subraya.

Técnicas de alargamiento

El tamaño del pene supone un complejo tan grande para algunos hombres, que hay quien opta por someterse a una operación de cirugía estética para alargarlo. En general, se trata de una intervención cuyos resultados no son aún lo suficientemente buenos y que se realiza a través de la medicina privada, puesto que la sanidad pública reserva estas operaciones para aquellas personas a las que la longitud del falo causa un verdadero problema psicológico o aquellas que han sufrido cáncer de pene y su amputación parcial o total. En este segundo caso (amputación total), se puede conseguir que un hombre desarrolle un pene de hasta tres centímetros de longitud, “lo que permite al hombre orinar y mantener relaciones sexuales satisfactorias”, según Cortada. Cuando la intervención se practica por una causa puramente estética, se pueden añadir otros dos o tres centímetros al pene.

Cuando la intervención se practica por una causa puramente estética, se pueden añadir otros dos o tres centímetros al pene

No obstante, la mayoría de los médicos reconoce las consecuencias negativas e irreversibles que pueden tener estas operaciones y recuerdan que, aunque el pene pueda alargarse, la estructura eréctil es insustituible. “Este tipo de intervenciones quirúrgicas son una barbaridad, porque el pene tiene una estructura muy sensible y, al estirar los cuerpos cavernosos, se producen heridas, traumatismos o fibrosis que pueden hacer imposible que estos cuerpos se llenen de sangre y se produzca la erección”, señala Manuel Lucas Matheu, para quien estas técnicas “son peligrosísimas y nada aconsejables”. “Además -recalca-, cuando se intenta manipular el pene, por ejemplo, con prótesis, se pueden producir fracturas irreversibles de cuerpos cavernosos, que dejan unas cicatrices que dificultan la erección”. “Cuanto más que se quiera alargar el pene, más traumas se van a conseguir”, advierte.

Por su parte, Jordi Cortada explica que algunas operaciones de pene no consiguen que el pene crezca, sino que sea más visible. Se trata de aquellas intervenciones en las que en lugar de actuar directamente sobre el pene se secciona el ligamento suspensorio, lo que consigue que caiga más hacia delante, o se reduce la grasa situada alrededor para que, visualmente, parezca mayor. “Esta operación es más efectiva porque no se opera el pene, sino que éste se enseña más”, puntualiza. Lo que sí hay que hacer durante los tres o cuatro meses posteriores a la intervención es emplear un aparato muy pesado de alargamiento compuesto de hierro, que es necesario llevarlo durante una media de diez horas diarias, lo que obliga al paciente a extremar las precauciones y no circular en moto o hacer ejercicio, ante el riesgo de que se clave”, indica. “Los aparatos de alargamiento funcionan para consolidar el alargamiento, pero es un proceso muy lento. En todo caso, su uso debe estar siempre bajo el control de un andrólogo”, recomienda Cortada.

Otras técnicas de alargamiento las constituyen determinadas cremas y algunos aparatos de estiramiento, como pesas o dispositivos mecánicos, que ejercen una presión continua sobre el pene. En este sentido, José Luis Sánchez de Cueto advierte de que “la mayoría de los ungüentos se venden en los sex sohps y son falsos”, a la vez que aconseja tener cuidado con algunos artilugios porque crean una ilusión en el hombre, que luego no se cumple, y pueden provocar lesiones.

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