Entrevista

«La posición a la hora de defecar puede ayudar muchísimo a corregir el estreñimiento»

Karina Cuiñas, cirujana colorrectal y de suelo pélvico, y autora del libro 'Tripas en acción'
Por Francisco Cañizares de Baya 3 de enero de 2024
especialista estreñimiento y suelo pélvico
Imagen: Karina Cuiñas
Hay problemas de salud de los que hablamos con normalidad y otros que, por su carácter escatológico, rara vez aparecen en las conversaciones. El estreñimiento es uno de ellos. A muchas personas les cuesta incluso hablar en la consulta de sus problemas para defecar y de cómo afectan a su calidad de vida. Romper con ese silencio es uno de los objetivos que llevó a Karina Cuiñas a escribir el libro ‘Tripas en acción’ (Ed. Vergara). La doctora Cuiñas, cirujana colorrectal y de suelo pélvico del Hospital HM Montepríncipe de Madrid, batalla para acabar con los tabúes que rodean una función fisiológica tan básica como defecar, y para conseguirlo, el primer paso es hablar de ello porque «ir al baño es tan normal como cepillarse los dientes».
¿Qué se considera estreñimiento?

El más famoso de los criterios diagnósticos es el Roma 4 y utiliza una serie de parámetros para valorar si hay o no estreñimiento; entre ellos, el esfuerzo defecatorio, la consistencia de las heces o la frecuencia con la que se va al baño. Es un sistema que está bien para los estudios, pero en la vida real hay gente que se sale de esos criterios diagnósticos. Para mí lo más importante es que la gente se encuentre a gusto a la hora de defecar, tenga satisfacción defecatoria, y ese es el criterio que uso en la práctica clínica. 

Algunas personas piensan que están estreñidas si dejan de ir un par de días al baño. ¿Qué frecuencia de deposiciones se considera estreñimiento?

Según los criterios de los que hablaba, está aceptado que la frecuencia normal esté entre tres veces al día y tres veces a la semana. Una investigación sueca, el estudio Propcol, estableció en el año 2010 esos criterios de normalidad. Pero hay que precisar que esa ‘normalidad’ se sacó solo de un grupo de 224 suecos, que además de esa frecuencia que consideraron normal, también estimaron que lo era hacer fuerza para detectar, tener urgencia defecatoria, es decir, unas ganas imperiosas de ir al baño, o tener un vaciamiento rectal incompleto. Conviene puntualizarlo porque, en mi opinión, lo normal no es lo ideal. 

¿Usted cuestiona esa investigación?

Estoy en contra de que se tome ese estudio como dogma de fe. No creo que lo ideal sea tener que hacer fuerza para defecar, un vaciamiento rectal incompleto o la sensación de urgencia de ir baño. ¿Si vas cuatro veces al día quiere decir que no es normal y tenemos que poner un tratamiento? La respuesta es no. ¿Si vas dos veces a la semana, pero son defecaciones satisfactorias y no tienes ningún problema, hay que considerar que es estreñimiento? Obviamente, no. Por eso yo no uso esos criterios. Valoro más la satisfacción de la persona y estar dentro de unos parámetros aceptables. 

¿Es un problema que afecta igual a hombres y a mujeres?

Es más frecuente en las mujeres porque tenemos más factores de riesgo. Por una parte, el tiempo de tránsito colónico es más lento, y por otra, tenemos el gran factor de riesgo para el suelo pélvico que es el parto. Los hombres que vienen a la consulta suelen hacerlo por las consecuencias que tiene, las más frecuentes son las hemorroides y las fisuras de repetición. Cuando los evaluamos, vemos que hay un problema de suelo pélvico que les está causando dificultad defecatoria.

«El estreñimiento es más frecuente en mujeres porque tenemos más factores de riesgo»

¿Además de estos problemas, cuáles son las causas más importantes del estreñimiento?

Entre las externas, las más frecuentes son la falta de fibra en la dieta y el sedentarismo. Además, hay muchos medicamentos que causan estreñimiento, como los analgésicos derivados del opio, y también algunas enfermedades como el párkinson, la esclerosis múltiple o la diabetes tipo 2. Asimismo, juega un papel importante la ansiedad y el estrés psicológico. En las mujeres el embarazo es un factor de riesgo de primer orden, el 40 % de las embarazadas sufre de estreñimiento.

Entre las causas internas, además de los problemas de suelo pélvico, hay un estreñimiento ocasionado por el tránsito lento en el colon y otro que tiene su origen en el eje intestino cerebro, ese cableado que conecta las tripas con el cerebro que ocasiona el famoso síndrome de intestino irritable con estreñimiento. 

¿Qué solución tiene en los casos provocados por causas internas?

En general, todos pasan por fisioterapia de suelo pélvico y, dependiendo del caso, pueden o no necesitar cirugía. Si el estreñimiento está ocasionado por un tránsito colónico lento, se usa medicación y en algún caso irrigación transanal.

Señalaba que el estrés y la ansiedad también son factores de riesgo. ¿Juega algún papel el descanso?

Sin duda, a nuestras tripas les gusta mucho la rutina. El descanso nocturno nos ayuda a sincronizar los ritmos circadianos. La gente que tiene turnos rotatorios y le toca a veces trabajar de noche suele tener muchos problemas de estreñimiento. 

¿El estreñimiento ocasionado por factores de riesgo externos desaparece si se cambian los hábitos de vida, como la dieta o el ejercicio físico?

Si desapareciera sería muy fácil. La mayoría de la gente que tiene un problema que arrastra desde hace años ya ha hecho cosas para mejorar su estilo de vida, ha aumentado su consumo de fibra o hace ejercicio de forma regular, y sigue teniendo problemas.

¿El estreñimiento puede ser un factor diagnóstico para detectar otro tipo de enfermedades como el párkinson? 

Sí, puede ser un indicativo. Lo que pasa es que no podemos decirle a todas las personas que tienen estreñimiento que van a tener párkinson, porque no es así. Pero sí puede ser en algunos casos un síntoma que permite diagnosticar esta enfermedad neurológica con años de antelación. 

Igual que ocurre con otros problemas de salud, ¿el diagnóstico precoz o tardío influye en la resolución del problema? 

Más que en la resolución, influye en las consecuencias que tener este problema durante mucho tiempo puede provocar. El estreñimiento va a generar que tengamos otros problemas por el esfuerzo defecatorio repetido. Es un factor de riesgo indiscutible en las hemorroides, las fisuras anales, el prolapso de suelo pélvico y rectal e, incluso, en la incontinencia fecal. Diagnosticarlo precozmente no solo evita años de sufrimiento y una clara disminución de la calidad de vida, sino que evita otros problemas que pueden requerir cirugía. Lo ideal es diagnosticarlo y tratarlo cuanto antes.

«Diagnosticar el estreñimiento a tiempo evita otros problemas que pueden requerir cirugía»

¿Qué valor tienen los ejercicios para restaurar la musculatura del suelo pélvico tras un parto en la prevención del estreñimiento? 

La prevención es muy importante. Todas las mujeres deberían tener tras un parto una valoración de un fisioterapeuta de suelo pélvico para ver si conviene hacer algún tratamiento, ya sea de tonificación o de relajación de los músculos. Hay muchos casos de estreñimiento que se inician en el posparto.

Hay personas que recurren por su cuenta a los laxantes. ¿Cuándo deben usarse? ¿Debe hacerse siempre con prescripción médica?

En el mundo ideal, sí deberían tomarse con prescripción médica porque hay gente que recurre a ellos cuando no les hace falta. Por ejemplo, si una persona tiene un estreñimiento ocasionado por problemas en el suelo pélvico, quizá no le haga falta tomar laxantes o tomarlos a largo plazo porque los médicos podemos prescribir la dosis adecuada y monitorizar los posibles efectos adversos. 

Pero en el mundo real muchas personas sí los toman sin contar con el criterio profesional…

La gente tiende a tomar laxantes y recurre con frecuencia a productos naturales que venden en herbolarios y en otros lugares, y los usan a largo plazo. El problema en estos casos es que no sabemos qué dosis están tomando. Quizá no sea lo más efectivo para esas personas. No estoy en contra de los laxantes, creo que tienen que tomarse como cualquier medicación y el uso debería tener seguimiento médico. 

¿Una vez que la persona con estreñimiento está en el baño puede hacer algo para facilitar la defecación? 

La posición a la hora de defecar puede ayudar muchísimo a corregir el estreñimiento. De hecho, hay gente que solo con modificarla ha resuelto su problema. La posición que adoptamos ahora no es la más correcta para defecar. La forma de los váteres modernos no permite la relajación completa del suelo pélvico. Deberíamos intentar evacuar de la forma que estamos preparados para ello, en cuclillas, y eso no nos lo permiten los baños modernos. En cuclillas se relaja mucho mejor el suelo pélvico y es mucho más fácil la defecación.  

Antes en muchos espacios públicos y en los colegios había modelos para defecar en cuclillas.

De hecho, los niños pequeños aprenden a hacerlo así. Sus orinales tienen ese diseño, pero los de los adultos no. Se debe a la influencia de los baños británicos que se hicieron para los monarcas. Es un modelo cómodo para leer, pero no para defecar. 

«Los váteres modernos son cómodos para leer, pero no para defecar»

¿Al final del proceso hay que revisar siempre las heces? ¿Qué información pueden proporcionarnos?

Hay que ser conscientes del tipo de deposiciones que hacemos y, por supuesto, revisar síntomas como el sangrado rectal que puede advertirnos de otros problemas más graves, pero sin obsesionarse con ello. Las deposiciones van variando dependiendo del día, de cuánto nos movamos, de nuestras comidas e incluso de nuestros horarios, estrés, etc. Es normal que de repente veamos restos de alimentos no digeridos. No tiene que ser una fuente de preocupación y ansiedad, pero sí tenemos que estar al tanto. Parece que la defecación es lo que menos nos importa y no queremos ni ser conscientes de ella ni hablar de ella. 

¿Por qué no hablamos más de una función tan básica?

Es una lucha constante que tenemos. Socialmente hemos crecido con muchos tabúes sobre la defecación, nuestra salud intestinal y las tripas en general. Desde pequeños nos han enseñado que no se pueden pronunciar algunas palabras: caca, pedo, culo, pis… Crecemos con esos tabúes, y cuando se habla de algo tan normal como defecar se hace recurriendo al humor escatológico, que ha hecho mucho daño a nuestra sociedad. Ir al baño es tan normal como cepillarse los dientes, una rutina más en el día a día. Hay gente que es capaz de no defecar en la oficina por miedo a que los compañeros del trabajo piensen mal. Si somos mujeres, mucho peor. 

¿Está peor visto en las mujeres que en los hombres?

Sí, porque se da por supuesto que las mujeres no cagan, no se echan pedos y no tienen caca. La mujer tiene que tener un estándar de pureza y feminidad, y eso está en contra de la defecación. Tenemos que hacer un poco de examen de conciencia y ver qué estamos haciendo para que esos tabúes persistan. Una de las razones de escribir el libro fue precisamente visibilizar estos problemas, porque hay gente que sufre en silencio y no pide ayuda por vergüenza. Una de cada cinco personas no pide ayuda por vergüenza.

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