Sanidad «virtual»

Los médicos previenen de la información que laboratorios y clínicas sirven en Internet
Por EROSKI Consumer 5 de febrero de 2002

Internet está llena de páginas sobre medicina, pero no todas son recomendables. Los médicos afirman que es muy importante que los usuarios aprendan a distinguir las direcciones fiables de las que pretenden única y exclusivamente dirigir al ciudadano hacia una clínica determinada o animarle a la compra de un producto concreto. La mayoría de las veces, las páginas de laboratorios y centros privados sólo buscan que el visitante acabe por adquirir uno de sus fármacos o contrate, por ejemplo, una dieta de adelgazamiento.

La Red, en cualquier caso, ofrece medios para proteger a los usuarios de las artimañas publicitarias, según explica el doctor Ignacio Antepara, jefe de la unidad de Alergias del hospital vasco de Basurto, en Bilbao, y consejero de una empresa de información sanitaria «online».

Dos tipos de páginas

La Red oferta dos tipos de páginas. Unas se dirigen a los profesionales de la medicina. Están redactadas en un lenguaje más técnico y resultan, por tanto, de más difícil comprensión para la mayoría de la población. Otras contienen información general, lo que permite conocer detalles sobre una enfermedad o preparar la consulta con su médico de cabecera.

Los expertos recomiendan fijarse si las páginas cuentan con el reconocimiento de algún sello de calidad, distintivo que imponen centros internacionales para acreditar la fiabilidad de la dirección consultada. La facilidad para la obtención de determinadas marcas y la indiferencia de los usuarios han puesto últimamente en entredicho el servicio que prestan estas empresas.

En el ámbito de la medicina, una de las más reconocidas es la norteamericana HON Code, que cuenta, entre otros, con el visto bueno de la Clínica Mayo. Para evitarse sorpresas, Antepara aconseja recurrir a los portales de grandes empresas o medios de comunicación y huir de las referencias de particulares y fundaciones privadas. La regla general tiene también sus excepciones.

El navegante siempre puede toparse con páginas que, a simple vista, invitan a huir de ellas y que, sin embargo, merecen todo el respeto. «Quizá pueda haber una información más dirigida en los temas de obesidad o de problemas psicosomáticos, como la bulimia o la anorexia», alerta Antepara.

Lo que no debe buscarse

Lo que «nunca, bajo ningún concepto», debe hacer el usuario de Internet es buscar solución a sus problemas de salud. Internet no sustituye al médico de familia, ni al especialista. «Ésta es una información que simplemente permite a los ciudadanos acudir capacitados a la consulta sobre su posible problema de salud. Pero por Internet no puede hacerse un diagnóstico, ni establecer un tratamiento», argumenta el experto.

El Ministerio de Sanidad también ha advertido sobre los «graves riesgos para la salud» que puede entrañar la compra por la Red de fármacos procedentes de países no comunitarios. Aunque ésta no es una práctica habitual en España, el director general de Farmacia del Gobierno central, Federico Plaza, cree que existe «un riesgo potencial» que obliga a ejercer un mayor control de las fronteras.

Enfermedades de transmisión sexual, problemas psicosómaticos y cuestiones de tipo psicológico configuran el grueso de las respuestas que más se buscan en la Red. «Son temas que incomodan a muchos pacientes y que a veces no se atreven ni a preguntar a sus propios médicos», resume Ignacio Antepara. Por lo tanto, Internet cumple con otra función, ayudar a los indecisos a romper el hielo antes de acudir a la consulta del médico a enfrentarse con su problema.

A tener en cuenta

– Las páginas de salud sólo ofrecen información complementaria a la que debe darle el médico de cabecera. Sólo él está capacitado para diagnosticar y establecer un tratamiento.

– Para encontrar el tema que busca, utilice palabras de uso común, como gripe o catarro. No emplee términos médicos porque sólo accederá a páginas profesionales, que no le dirán nada.

– La información más veraz, por regla general, está en los portales, no en las páginas sueltas que circulan por la Red.

– Hay páginas sin garantías. Muchas pretenden vender productos o servicios. Aprenda a reconocerlas. Desconfíe de ellas.

– Si la página que lee no está certificada por ningún órgano o empresa reconocida, léala con una actitud crítica.

– Compruebe que la web garantiza la confidencialidad que debe presidir la relación médico-paciente.

– La compra de fármacos procedentes de países extranjeros entraña «graves riesgos para la salud», según Sanidad.

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