Solicitan a las comunidades autónomas regular el deporte de riesgo en las colonias de verano

Actividades como el rafting, la tirolina o el rappel son cada vez más habituales en los campamentos para niños
Por EROSKI Consumer 10 de julio de 2002

La mayor preocupación de los padres cuando mandan a sus hijos a un campamento de verano es su seguridad. Saber que los monitores están capacitados, que hay unas mínimas medidas de seguridad y prevención, y que cuentan con un seguro de accidentes y sanitario que cubra las posibles necesidades del niño. Los deportes de riesgo que se desarrollan en algunos campamentos son de las actividades que precisan mayor vigilancia y precaución.

Por todo esto, el Instituto Nacional de la Juventud (Injuve), organismo adscrito al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, pide a las comunidades autónomas que desarrollen normativas que regulen los deportes de riesgo en las colonias de verano para niños, ante la creciente oferta de actividades como la escalada, el piragüismo, el rafting, la tirolina o el rappel.

«La seguridad es el objetivo prioritario», afirma Carlos Lamo, coordinador de «Grupo Joven», una entidad organizadora de campamentos y colonias, aunque especifica que esta condición «no sólo se debe aplicar a las actividades realizadas al aire libre, sino también a la alimentación, el transporte o el alojamiento». Lamo considera además que se debe perder el temor a las actividades de aventura, al tiempo que achaca su mala fama a que no se conocen suficientemente. Sin embargo, a la peligrosa combinación niños-actividades al aire libre se une el vacío legal existente en España. Así, en la Comunidad de Madrid, por ejemplo, no se exige una titulación específica a los monitores de deportes de aventura «porque no se busca un rendimiento deportivo, sino tan sólo realizar una actividad de ocio», afirma Lamo.

Actividades de riesgo

De hecho, las normativas que rigen el funcionamiento de los campamentos, transferidas a las comunidades autónomas, no se han adaptado aún a esta nueva modalidad de ocio, según el Injuve. Tan sólo algunas comunidades han incorporado un apartado referido a los deportes de riesgo. En Aragón, «las actividades que conlleven un riesgo por el grado de especialización de las mismas deberán contar con personal capacitado para su desarrollo», señala el instituto a modo de ejemplo.

En Castilla y León, la Junta acaba de presentar un proyecto de ley que recoge el primer régimen sancionador de las actividades de tiempo libre en España. La normativa establece multas de hasta 100.000 euros por negligencias en campamentos y albergues juveniles, que pueden llevar aparejadas otras sanciones, como el cierre cautelar o definitivo de las instalaciones o la inhabilitación de hasta cuatro años del personal.

Ese tipo de negligencias han provocado accidentes en los últimos años. En mayo del año pasado, dos niños de 9 y 10 años murieron mientras se deslizaban por una tirolina en la garganta de la riera de Merlés, en Lluça (Barcelona). Apenas dos meses más tarde, el 6 de julio, otra niña de 15 años, Carmen Rojo Rossi, perdió la vida al naufragar la balsa, construida con cinco tablones de madera, en la que iban siete niños con un monitor y un guía, cuando navegaba por el río Ródano. Las fuertes lluvias que cayeron en la zona habían elevado el nivel del río, lo que suponía un peligro añadido. Lo cierto es que los padres de la niña no habían autorizado la práctica de los deportes de riesgo que el colegio suizo «Les Elfes Verbier» ofertaba. Dos años antes, en 1999, otro menor murió ahogado en una piscina de Gerona durante una excursión en la que iba acompañado de varios monitores. Y en octubre de ese mismo año, una niña moría ahogada en un campamento en Guadalajara.

Cuestiones fundamentales

La mayoría de las comunidades establecen además una serie de cuestiones fundamentales, como el mínimo de monitores por número de niños, el emplazamiento, las normas sanitarias y la asistencia técnica. Otra cuestión importante es la ubicación de los campamentos, clave para garantizar la seguridad de los pequeños. Algunas comunidades obligan también a establecer medidas preventivas de riesgos, como la realización de un simulacro, un plan de evacuación y la disposición de un vehículo para los traslados de emergencia, sin olvidar el cumplimiento de las medidas higiénicas y de impacto ambiental.

En lo referente a la formación de los monitores, Sandra Várez, monitora de campamentos, asegura que «estudiamos la psicología del niño, la anorexia, la problemática de la drogadicción o la aplicación del castigo», pero no sólo «vigilamos» a los niños, sino que también «los orientamos para que se impliquen en el grupo». Sin embargo, «no recibimos ningún tipo de formación sobre primeros auxilios. Esto sólo se le exige al coordinador del campamento», afirma Várez.

Recomendaciones

En cuanto a los puntos a tener en cuenta antes de contratar un campamento de verano para los más pequeños, la Unión de Consumidores de España (UCE) recomienda especialmente los siguientes:

-Los campamentos han de tener una póliza de seguros de accidentes y de responsabilidad civil que cubra la seguridad de los participantes.

-Exigir información detallada del programa de actividades a realizar, así como seleccionar las actividades de multiaventura que están dispuestos a autorizar.

-Comprobar que los monitores están en posesión del Diploma de Monitor de Tiempo Libre o titulación equivalente.

-Conocer las medidas higiénico-sanitarias de las instalaciones que han adoptado los organizadores del campamento.

-Comprobar que las entidades públicas y privadas que organizan están reconocidas en los registros de la comunidad autónoma correspondiente.

-Por último, informarse de los medios de comunicación disponibles en el campamento mientras dura la actividad.

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